Ingeniero de la UNI arregló máquina que japoneses no pudieron: fue contratado y salvó de la quiebra a empresa
El ingeniero mecánico pasó de no conseguir trabajo a ser pieza clave para una prestigiosa empresa de metalúrgia.
Máximo San Román es fundador del Grupo Nova, empresa dedicada a la fabricación de máquinas para panadería y exportación de sus productos a diferentes países del mundo. Originario de la ciudad del Cusco, desde muy joven supo enfrentar los obstáculos que se le interponían en su camino.
En una entrevista para el canal de YouTube 'Gurú Motivación', el ingeniero mecánico de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) cuenta que con solo arreglar una máquina que ingenieros japoneses no pudieron, pasó de no poder encontrar trabajo a evitar que una empresa se declare en quiebra.
¿Cómo el ingeniero de la UNI logró reparar la máquina que japoneses no pudieron?
Durante la entrevista, Máximo San Román cuenta que fue uno de sus compañeros de universidad, que ocupaba el cargo de superintendente de Industria Royal, quien lo buscó para consultarle si podía arreglar una máquina de US$5.000, que ni siquiera los propios japones pudieron arreglarla.
"Él conocía mis habilidades porque fue mi compañero de estudios. Entonces, fui a ver la máquina y era una cosa relativamente sencilla y le dije '¿que te parece si te la reparo por US$2.000?' Lo aprobaron", narra Máximo.
Sin embargo, cuando la empresa se entera que solo en seis horas iba a poder arreglar el problema, le pidieron que discrimine la factura. Máximo procedió a explicar: "Por seis horas de trabajo, dos al día y cuatro para ensamblar pedí US$200, y por saber qué pieza, cuándo y dónde US$1.800".
¿Cómo ayudó Máximo San Román a Industria Royal?
Máximo cuenta que tras arreglar la máquina, el gerente pidió conocerlo y le propuso el puesto de Jefe de Mantenimiento, pero con un sueldo de US$350 al mes. El motivo de un salario tan bajo era que la empresa llevaba cuatro años registrando pérdidas, un año más de cifras negativas y se veían en la obligación de cerrar.
El gerente le dijo a Máximo que "veía en él lo que faltaba para que la empresa pudiera salir adelante". El ingeniero mecánico argumenta: "Cuando a un cholo y más cusqueño le hablas en el corazón, osea, le reconoces, o llora o trabaja gratis, y yo trabajé casi gratis".
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Fue así que entrando a todas las áreas y localizando los 'cuellos de botella', hizo que la empresa pasara de producir 4 pines de 250 milímetros de longitud al día a producir un pin del mismo tamaño en 15 segundos.