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¿Por qué se dice que el Señor de Los Milagros detuvo el peor terremoto de la historia de Lima?

Tras el terremoto de 1746, el más devastador en la historia de Lima, y tras mantenerse incólume la imagen, la tradición anual de la procesión del Señor de los Milagros inició.

Tres terremotos, los de 1655, 1687 y 1746, inspiraron la devoción al Señor de los Milagros. Foto: composición LR/archivo GLR/Fuentes históricas del Perú
Tres terremotos, los de 1655, 1687 y 1746, inspiraron la devoción al Señor de los Milagros. Foto: composición LR/archivo GLR/Fuentes históricas del Perú

En 1746, exactamente un 28 de octubre, Lima sufrió el peor terremoto de toda su historia. Un sismo de 8.4 grados en la escala de Richter sacudió a la capital por cinco minutos. Desesperados, habitantes de la ciudad recurrieron a la imagen del Señor de los Milagros, pintada 122 años antes y ubicada en una ermita en el barrio de Pachacamilla. La tomaron en andas y la dirigieron en procesión hacia la plaza Mayor y Barrios Altos.

Al año siguiente, y con el testimonio de los propios residentes que decían que fue la imagen del Cristo Moreno la que detuvo el terremoto, se realizó la primera procesión rogativa, es decir, una oración de índole pública que se estableció en épocas del Imperio romano.

Detalle de la imagen del Cristo Moreno. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Detalle de la imagen del Cristo Moreno. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Era el 28 de octubre de aquel año (1746) y Lima junto con el Callao fueron afectadas fuertemente por la sacudida. El puerto se llevó la peor parte, ya que además hubo un maremoto.

De las 3.000 casas construidas en la capital, solo quedaron 25. Ni la quincha antisísmica con la que las construyeron soportó el violento movimiento.

¿Por qué se cree que el Señor de los Milagros detuvo el terremoto de 1746?

Tal como afirman las crónicas de la época, recogidas por distintas publicaciones de Lima hasta el día de hoy, los 60.000 habitantes con los que contaba la ciudad entraron en turbación y caos.

Alrededor de las 10.30 p. m. de aquel día, en medio del alboroto y el terror, algunos recurrieron a la imagen del Señor de los Milagros, ubicada en la ermita que se había construido alrededor de esta.

Representación de Benito pintando la sagrada imagen. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Representación de Benito pintando la sagrada imagen. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Aquella imagen había sido pintada 122 años antes, por el esclavo Benito, traído de Angola. Y esta había soportado los terremotos del 13 de noviembre de 1655 y del 20 de octubre de 1687, quedando intacta. Empezó así su veneración.

Tal como en el siglo anterior, los vecinos quedaron atónitos al comprobar que la pintura del Cristo Moreno se quedaba intacta en medio de la intensa sacudida de la ciudad. Incluso, la ermita de alrededor había colapsado, igual que en 1687, pero el muro se mantuvo indemne.

Inspirados por este hecho, los presentes que llegaron a Pachacamilla tomaron la imagen en andas y la sacaron en procesión por la ciudad, como un acto de fe.

El Señor de los Milagros, venerado a mediados del siglo XX. Foto: Xavier Gutierrez/Pinterest

El Señor de los Milagros, venerado a mediados del siglo XX. Foto: Xavier Gutierrez/Pinterest

La procesión pasó por la plaza de Armas de Lima y, luego, por los principales jirones de los Barrios Altos. Cuenta la tradición que dicho acto detuvo el temblor, aproximadamente cinco minutos después de iniciado.

El terremoto aun así dejó la capital en ruinas, pero tal como recogen diversos especialistas, el efecto de aquel sismo y maremoto en el ánimo de la ciudad fue devastador.

Iglesias, universidades, hospitales y demás edificios fueron arrasados por las vibraciones. El Callao quedó inundado por completo. Miles de personas perecieron.

Procesión del Señor de los Milagros a mediados del siglo XX. Foto: Xavier Gutierrez/Pinterest

Procesión del Señor de los Milagros a mediados del siglo XX. Foto: Xavier Gutierrez/Pinterest

La primera procesión anual del Señor de los Milagros

Un año después de la tragedia, en 1747, las autoridades de Lima y los miles de fieles que habían sufrido el sismo, organizaron la primera procesión como tradición, junto a la imagen de Nuestra Señora de la Nube. Desde entonces, esta se realiza de manera anual durante el mes de octubre.

Vale señalar que ya se habían realizado procesiones de rogativa un siglo antes, en las que la pintura ingresó incluso al hospital Arzobispo Loayza, por entonces llamado Santa Ana.

Incluso así, fue la ferviente fe desarrollada por los limeños, especialmente tras el terremoto de 1746, la que inició la tradición de la procesión anual.

Representación de una procesión en el siglo XIX. Foto: Redalyc.org

Representación de una procesión en el siglo XIX. Foto: Redalyc.org

Procesión moderna del Señor de los Milagros en las calles de Lima. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Procesión moderna del Señor de los Milagros en las calles de Lima. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Procesión moderna del Señor de los Milagros en las calles de Lima. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

Procesión moderna del Señor de los Milagros en las calles de Lima. Foto: Arquisys Heritage Conservación & Restauración

¿Dónde está la imagen original de Señor de los Milagros?

La pared donde se plasmó la pintura a mediados del siglo XVII sigue intacta y actualmente se encuentra ubicada en el Altar Mayor del Santuario de las Nazarenas de Lima.

Señor de los Milagros: ¿dónde está el anda más grande del mundo?

El anda del Señor de los Milagros más grande del mundo se encuentra en el sur del Perú, en específico en la región Arequipa, de acuerdo a Alonso del Carpio, mayordomo general de la Hermandad del Señor de los Milagros en la Ciudad Blanca.

“Es la más grande de todas las hermandades del mundo, incluso más grande que la de Lima”, señaló a La República.

En sus declaraciones, el anda del Señor de los Milagros de Arequipa mide dos metros por cada lado; mientras que la de la capital tiene un metro con sesenta centímetros.