Las esculturas de Antonio Greison Fossa en el museo San Francisco
Parte de la obra escultórica del maestro, la podemos ver en la exposición "El jardín lítico de Greison Fossa" en el Museo San Francisco durante todo el mes de octubre. Muy recomendable.

El año pasado, dimos cuenta en La República de la exposición Persistencia. Exposición antológica de Antonio Greison Fossa, la cual se llevó en la sala Tilsa Tsuchiya del Centro Cultural Bellas Artes. No solo para quien escribe, sino también para los que pudieron guiarse por la referida nota, Greison Fossa fue toda una revelación por la personalidad de sus esculturas y una sorpresa porque su nombre no era del todo ubicado, incluso hasta por los entendidos. Varios referentes del arte peruano me llamaron y me preguntaron por este artista cuyas señas nominales exhibían una sonoridad gótica, por decirlo de alguna manera.
Antonio Greison Fossa nació en Lima en 1929 y vivió 70 años. Fue maestro en Bellas Artes durante décadas. Se entiende, entonces, que su labor docente hizo de él un formador de generaciones de artistas. Muchos de ellos lo recuerdan como un hombre dedicado a su trabajo y ajeno a las distracciones de la vida artística. En esa ocasión, el público pudo apreciar 33 piezas trabajadas en piedra reconstituida, yeso y mármol, de mediano y gran formato, que iban de lo conceptual a lo erótico. Todas las esculturas habían sido trabajadas entre los años 70 y 90.
Las esculturas de Greison Fossa parecían estar en movimiento y eso se debía a los efectos que el artista conseguía esculpiendo pliegues (la fuerza del detalle). Debido a su maestría en los pliegues, es que se le llegó a catalogar como representante del neofigurativismo en Perú.
Ayer, jueves 25, me di una vuelta por el Museo San Francisco y las Catacumbas de Lima. Para ser un día de semana, había mucha gente haciendo cola para comprar su entrada. Obviamente, iban a las famosas catacumbas. Me acerqué a la recepción y pregunté por la exposición El jardín lítico de Gresion Fossa, a la que el público puede acceder de manera gratuita durante todo el mes de octubre.

"Morena". Imagen: Difusión.
En esta ocasión, el interesado de turno podrá apreciar 20 piezas, en donde vemos esculturas con motivos de la cristiandad, igualmente esculturas con resonancias sociales. Lo erótico no está muy presente (a excepción de “Morena”, ya un clásico de la marca Greison Fossa), imagino por el espacio en el que se exhibe la muestra, y tampoco lo erótico tiene que ser medular para acercarnos a la obra de este tremendo creador que parece hablarnos con su obra.
Piezas como “El campesino”, “El bogador”, “Relieve en negro”, “El cóndor” y “El Cristo”, por citar algunas, nos sacan del estrés y, más allá de la belleza de la piedra esculpida, nos transportan a la realidad que importa, a la reflexión que depara: ¿qué lugar ocupa uno en el mundo? No había mejor espacio para esta exposición que el jardín de este museo. Los otros visitantes, se quedaron igual que yo. No sé si con la misma pregunta, pero movidos sin lugar a dudas.
De regreso al diario, me preguntaba por el futuro de estas esculturas. El jardín lítico de Greison Fossa es una extraordinaria exposición, pero lo extraordinario no quita la modestia que la signa. ¿Qué pasará con esta obra después del próximo domingo? Esta sí es una preocupación que, espero, capte la atención de algún mecenas o de alguna institución cultural. Lo que importa en estos momentos no es la obviedad de la calidad, sino la preservación de la misma, aunque sea de manera ornamental, pero con dignidad. Eso, de momento.


















