Las nuevas librerías, los nuevos libreros
La inauguración del nuevo local de una librería, nos lleva a hacer un breve repaso a nuestra tradición de libreros con personalidad y que convirtieron sus espacios en recordados puntos de encuentro.

-Un librero debe conocer todo el material que tiene en su librería. Un librero no debe mentir cuando le preguntan por un libro. Si has leído el libro y no te gustó, lo dices; si no has leído el libro, igual lo dices. Es lo que siempre he hecho-, me dijo hace más de 10 años el librero y poeta chileno Sergio Parra, dueño de la librería Metales Pesados.
Lo que dijo Parra obedeció a una pregunta que le hice sobre lo que es ser librero. En esos años, en la primera mitad de la década pasada, fui librero y le puse el nombre a un proyecto de librería, en Quilca, llamado Selecta Librería. En los cuatro años que fui librero, la pasé tan bien que sentí que no era un trabajo lo que estaba haciendo y ello se debía a una pasión o gusto desmedido por los libros y por el hecho de interactuar con personas con las que compartía un gusto en común por la lectura, por ciertos autores, del mismo modo corrientes de pensamiento y determinadas ediciones.
Perú tiene una tradición de libreros que debemos subrayar. En el imaginario cultural, está la figura de Juan Mejía Baca. Su librería homónima en calle Huérfanos del jirón Azángaro en el centro de Lima, tiene justificados tintes míticos. La intelectualidad, los artistas, los escritores, los narradores, los poetas y otras sensibilidades del circuito cultural, tenían en esta librería un punto de encuentro. La fiesta librera duró cerca de 40 años, desde 1945. Eduardo Sanseviero, quien en 1973 fundó la librería El Virrey en San Isidro, es otro mítico librero y no menos mítica fue su esposa Chachi. No hay mucho que discutir, El Virrey sigue funcionando, tiene más de 50 años (muchas generaciones de lectores) y ese solo hecho hace de El Virrey la librería la más representativa del país. La dirige su hijo Paco Sanseviero.
En el decenio anterior, aparecieron varios proyectos de librería que a la fecha están consolidados, como Librería Sur de Malena Sanseviero, Book Vivant de Guillermo Rivas, Librería Vallejo de David Ballardo y Librería Inestable de Carlos Carnero. En Arequipa, la bella librería El Lector, de Fernando Rosas, es un punto de paso obligado para cualquier lector que se respete. La memoria es tramposa y sin duda hay otros proyectos de librería que aparecieron en esa época (espero que Rocinante de Pedro Ponce regrese pronto) y que se me están escapando, pero se me pasan porque incido en el concepto de librería en base a la imagen del librero o librería de “autor” por decirlo de otra manera. En lo que va de esta década, pudimos ver la consolidación de La Rebelde de Barranco, de Soledad Cunliffe y Manuel Velarde. En plena pandemia (en la etapa más dura), los hermanos Renato y Diego Mendoza Franco fundaron en Nuevo Chimbote su librería Mendoza Franco Librería. Quien escribe los asesoró en cuanto a la línea librera.
La Rebelde cuenta con dos libreros con experiencia, como José Carlos Benavides y Daniel Morcillo; Sur tiene a Yeremy Meléndez. Antes que libreros, son lectores. No es que no haya más libreros jóvenes, pero menciono a los que conozco y he visto en la dinámica librera. Lo mismo podría decir de la también barranquina La casa de Kanú de Nicolás Tarnawiecki y Erika Miranda. Ellos se iniciaron como libreros en la recordada La casa verde y fue en La casa de Kanú donde este último fin de semana compré una novela que venía buscando en una edición específica, en la colección Panorama de Narrativas de Anagrama: La viuda embarazada (2010) de Martin Amis.
Esta nota es motivada por la inauguración del nuevo local de Librería de Lima (Librería Anticuaria) de Gean Paul Salazar Gómez, a quien no conozco, pero a los libreros de verdad uno los reconoce a la primera. Este proyecto estuvo transitando por otros locales del centro hasta encontrar su espacio definitivo en jr. Cailloma 843 y se ve muy bien, tiene esa pinta sepia que tanto nos gusta a los lectores. Hablar de Librería de Lima, me lleva a mencionar otro proyecto que está creciendo, como Desdémona Librería, ubicada en jr. Camaná 936. Nadie me quiere decir el nombre de su dueño, pero lo que importa es que le pone onda a la cuenta de Instagram de la librería. Es librero.
Sin librerías, no existe la circulación del libro. La librería es más importante que una biblioteca. Por eso debe alegrarnos la aparición y posicionamiento de este tipo de proyectos que no escapan a los desafíos propios de la era que vivimos. Dense una vuelta.
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Dato:
Presentación de Librería de Lima: Jueves 27. 7: 30 p.m. Comentarios: Elmer Valencia, Linda Lema Tucker, Cronwell Jara y Alfredo Villar. Música: Luis Flores Sánchez. Cailloma 843. Centro de Lima.












