Las joyas bibliográficas de Mario Vargas Llosa
Rescate. El Ministerio de Cultura declaró como Patrimonio Cultural de la Nación cuatro unidades bibliográficas del nobel peruano: Los jefes, La ciudad y los perros, La casa verde y Los cachorros
“—Cuatro —dijo el Jaguar”. Así comienza, directo, sin rodeos, de frente a la acción, La ciudad y los perros, la novela revolucionaria de Mario Vargas Llosa, que el Ministerio de Cultura, junto con otras tres unidades bibliográficas del nobel peruano, acaba de declarar como Patrimonio Cultural de la Nación.
A través de una resolución del Viceministerio de Patrimonio Cultural, publicada ayer en el diario El Peruano, se declaró como Patrimonio Cultural de la Nación, además del ejemplar La ciudad y los perros, las unidades bibliográficas de Los jefes, La casa verde y Los cachorros, verdaderas joyas literarias que pertenecen a la colección del historiador Raúl Porras Barrenechea.
Estos ejemplares corresponden a las primeras obras del nobel peruano, publicadas entre 1957 y 1967. Según la resolución, “las cuatro unidades bibliográficas son primeras ediciones, y, en términos materiales, presentan singularidades que las diferencian de otros ejemplares, entre ellas, una dedicatoria autógrafa de Mario Vargas Llosa al historiador y diplomático Raúl Porras Barrenechea. Asimismo, presenta marcas de propiedad como el exlibris del historiador y diplomático peruano Raúl Porras Barrenechea y del diplomático peruano Manuel Cisneros Sánchez”.
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Debemos recordar que la relación de Mario Vargas Llosa con Raúl Porras Barrenechea era muy estrecha. El joven escritor, además de amigo, era su discípulo, pues trabajaba para el historiador fichando libros o haciendo inventarios de tumbas en el Presbítero Maestro. Junto con él, también estaban Pablo Macera, Carlos Araníbar, Luis Loayza, entre otros.
La dedicatoria que le hace en Los jefes lo dice todo: “Para el maestro Raúl Porras Barrenechea, con mi profunda gratitud y admiración. Lima, 1957”.
Con gratitud. Dedicatoria a Raul Porras Barrenechea. Foto: difusión
La vida y la literatura
Siempre la experiencia vital se suele filtrar en las ficciones. La imaginación se apodera o toma como pretexto la realidad para fabular. Precisamente, estos cuatro libros tienen sus orígenes en vivencias del escritor.
Los jefes, publicado en 1957. Su origen se remonta a una huelga de alumnos, liderada, entre otros, por Vargas Llosa y Javier Silva Ruete, cuando estaban en cuarto de secundaria en el colegio San Miguel de Piura, en 1952. El motivo: les iban a tomar exámenes sin previo aviso. Pero la huelga fracasó y terminó con la expulsión temporal del joven escritor.
En su libro El pez en el agua, cuando habla de este hecho, escribe: “Cito el episodio de la frustrada huelga porque sería tema del primer cuento mío publicado (´Los jefes´), y porque en él se vislumbraban los primeros brotes de una inquietud”.
La ciudad y los perros también recoge su experiencia en el Colegio Leoncio Prado, a donde ingreso a estudiar en 1950, por imposición de su padre. Pero allí también hallaría un microuniverso de lo que es el Perú.
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“Su idea era la de muchos papás de clase media con hijos díscolos, rebeldes, inhibidos o sospechosos de mariconería: que un colegio militar, con instructores que eran oficiales de carrera, haría de ellos hombrecitos disciplinados, corajudos respetuosos de la autoridad y con los huevos bien puestos”, escribe en El pez en el agua.
Sobre La casa verde (1966), dice en Historia secreta de una novela: “El origen de esta novela en mi vida ocurrió hace veintitrés años (yo no lo sospechaba, desde luego), en 1945, cuando mi familia llegó a Piura por primera vez”.
Para fabular la parte amazónica de La casa verde, el antropólogo José Matos Mar contó que, a finales de los 50, invitó a Vargas Llosa a un viaje a la selva.
Colección. Portadas de los cuatro ejemplares que custodia la Biblioteca Nacional del Perú. Foto: difusión
Finalmente, en el caso de Los cachorros, el escritor ha contado que se basó en un hecho real que leyó en las páginas de un periódico: la emasculación de un muchacho.
Cuatro libros que muestran formas de asediar, con imaginación, la realidad. Cuatro verdaderas joyas bibliográficas de la literatura peruana.
Dato
Legado. Raúl Porras Barrenechea dispuso en su testamento que, tras su muerte, ocurrida el 27 de septiembre de 1960, su biblioteca pase a la Biblioteca Nacional del Perú.