Autoerótica, en búsqueda de la autonomía del cuerpo de la mujer
Andrea Hoyos, directora de Autoerótica, representa a la nueva generación del séptimo arte peruano. Su primera película se estrena este 3 de marzo.
En La Entrevista, Paola Ugaz conversó con Andrea Hoyos, directora de Autoerótica, sobre la realización de esta película que cuenta la historia de Bruna, una adolescente que está explorando su sexualidad. Las diversas aventuras la llevarán a confrontar la libertad de su cuerpo, ayudándola a reconectarse con su verdadera identidad.
¿De qué trata Autoerótica?
Trata sobre el personaje de Bruna y cómo va desarrollando su sexualidad durante un verano en Lima y cómo esta sexualidad hace que ella reafirme la relación que tiene con las mujeres de su vida, como su madre y amiga. Es una película de amistad, solidaridad, pero sobre todo de mucho amor que revoluciona por dentro.
Estás entrando en un mundo que no es muy conocido. Tuviste que meterte en este mundo adolescente, ¿qué cosas nuevas encontraste?
Es complicado porque requiere mucha investigación. Decía que como tenía 23 años al momento de hacer la película entonces podía entender a los adolescentes porque era joven, pero en verdad no. Soy otra generación que mis actrices, por ejemplo. Hubo mucha conversación y búsqueda con ellas del personaje y de la película misma.
Cuando recién estaba armando el proyecto, habían muchas preguntas y hay un montón de cosas que he aprendido y estos aprendiendo hasta ahora. Hay cosas que les pregunto, sé que hay cosas que pueden ser graciosas para mí, pero no lo son para ellas. Todo el tiempo estoy consultándoles porque también es película de ellas de alguna u otra forma.
Una de las cosas que la película busca es que entre mujeres nos ayudemos. Se resalta eso sin que se diga. ¿Por qué lo hiciste así?
Es una historia que quería contar para mis amigas. Cuando recién pensaba en esta historia, era para las personas cercanas a mí. No pensaba que iba a ser una película, más bien era como una catarsis de mi yo adolescente. Todo fue trabajado desde la sutileza porque no sentía que tenía que ser una cuestión panfletaria; sino algo suave que yo tenía que entender, mis amigas tenían que entender. Era como una carta abierta de agradecimiento a quienes me han acompañado y a quienes me han dado la oportunidad de acompañarlas durante su proceso.
¿Cómo nos ven los adolescentes?
Tienen un poco de dificultad quizás para conversar con algunas personas mayores sobre ciertos temas porque creen que no están en la misma línea. Tiene que ver mucho el rollo de la sexualidad, de la identidad que son cosas que uno usualmente no habla ni en la casa ni en el colegio. Creo que se ve la dificultad en poder transmitir o enlazar algún tipo de vínculo intergeneracional.
Por ahí va un poco la película, esa relación que tiene con su madre. Te amistas con ese tipo de dinámicas de una persona que puede sentirse lejos de ti, pero a la vez puede haber pasado cosas tan cercanas que no se hablan.
El título de Autoerótica en un país conservador como el Perú, así la película sea sutil, me imagino que más de uno alzará la ceja. ¿Cómo decidiste ponerle el título?
La gente que ve el nombre de la película al toque piensa que es una película porno, eso es lo que he escuchado, pero en realidad habla sobre esta autonomía sobre el cuerpo, de un autoerotismo, de una búsqueda de autonomía sobre el cuerpo.
Hace muchos años se iba a llamar El verano de Bruna. Cuando el guion estaba terminado, con mi mejor amiga empezamos a soltar nombres sobre cómo me pondría yo en un chat. Encontramos la canción Autoerótica, de Gloria Trevi, es divertida. La escuchamos y dijimos: ‘Sí, esto es la película’.
¿Cuánto te demoró hacer la película?
La comencé a escribir como a los 20 años y ahora que se estrene serían seis años desde que empecé este proyecto.
La película la grabamos en un mes y medio, pero la preproducción fueron como dos o tres meses, luego la postproducción, tuvimos un pare por el COVID-19. Tengo muchas ganas de que sea de todos y no solamente mía.