Túpac Amaru II
Escriben Eric V. Álvarez y Raúl Pacheco.
El legado de Túpac Amaru II
Eric V. Álvarez, corrector y prof. de literatura.
La historia nos dice que el cuerpo de Túpac Amaru II fue decapitado y descuartizado para ser repartido por distintas partes del Perú. El fin: arraigar temor en sus compañeros de rebelión y en sus seguidores y en la población en general. Sin embargo, se logró el efecto contrario y su figura se erigió como la de un salvador que iría a restaurar el imperio de los incas. Había nacido el mito. Hoy, hace ya 239 años de su ajusticiamiento, de esa brutal tortura a la que fue sometido junto a su familia, ese mesianismo que lo llevó a encabezar su rebelión continúa vivo en su legado histórico. Así, Túpac Amaru II, su figura, su herencia, ha traspasado fronteras y sigue vigente en el imaginario nacional.
Último proyecto indígena
Raúl Pacheco, editor de Ideario, Cusco.
Hubo un antes y un después luego de la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, con él se fue el último intento indígena de liberar al Perú del yugo español, lo que vendría después sería el proyecto de una república criolla que osciló entre las ideas liberales y conservadoras. Cansado del abuso de los corregidores y la muerte de los indios en las minas de Potosí, Túpac Amaru encabezó una gesta que estuvo cerca de tomar el Cusco; un largo análisis acerca de las causas de su derrota está siempre pendiente. Nos queda el recuerdo de su espíritu rebelde y de su cruel muerte. A su lado una mujer que fue alguien más que su esposa, Micaela Bastidas, su lugarteniente y compañera de armas.