Tecnología y arqueología. El uso de drones ha revolucionado las técnicas de investigación arqueológica. El Perú lidera esta nueva tendencia. ,Por Miguel Aguilar y Nils Sulca Cuando los arqueólogos utilizan tecnología avanzada en reconocimiento aéreo y vuelos no tripulados logran algo más que tomar espectaculares fotos, pueden registrar y descubrir evidencias arqueológicas que ni el ojo mejor entrenado puede ver. Mejor aún, sin la necesidad de caminar una y otra vez por lugares por los que no se ha caminado desde hace más de dos mil años. Son las pampas y los cerros de Nasca y Palpa, lugares tan amplios y extensos que solo las aves pueden volar sin causar daños en el medio ambiente. Y los drones. El día de ayer la carrera de Arqueología del Departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú realizó una concurrida conferencia llamada “Viendo lo invisible: Las nuevas líneas de Palpa y Nasca”, a cargo del arqueólogo Luis Jaime Castillo (PUCP), quien desde hace algunos años viene desarrollando y perfeccionando técnicas de aerofotogrametría y el uso de drones para conocer y proteger el patrimonio arqueológico. La charla presenta los resultados de un gran proyecto de reconocimiento con drones en Nasca junto al arqueólogo Jhony Isla (Ministerio de Cultura), gracias al apoyo de instituciones como National Geographic, con quienes han realizado escaneos tridimensionales de extensas pampas y laderas de cerros, fotografías detalladas, y otras técnicas que les han permitido descubrir una serie de geoglifos mucho más antiguos que las líneas de Nasca. “Estos geoglifos son mucho más pequeños, en mayor cantidad y más antiguos que los de Nasca. Son posiblemente asociados a la Cultura Paracas, de dos mil años de antigüedad, y son más oscuros por el mayor grado de oxidación, lo que hace que sean más difíciles de reconocer”, dice Castillo. PUEDES VER Eduardo Herrán, el cóndor que cuidaba las líneas de Nasca “Hemos tenido que volar sobre extensos lugares en diferentes horas del día, en la mañana la luz es más azulada, y por la tarde cuando la luz es más naranja. Pero lo que más nos sorprendió fue hacer los vuelos a partir de las 2 de la mañana cuando la luna está en su zenit. Estos geoglifos están diseñados para ser observados también de noche, resaltan con la luz lunar y esto es importante para diferentes interpretaciones”, agrega. Es importante definir que aunque los arqueólogos solo pueden presentar hipótesis sobre las nuevas líneas descubiertas, están asociadas a marcas de territorialidad en el paisaje, logrando determinarse que existieron líneas que se superpusieron sobre otras y esto solo es posible reconocerlo a partir del uso de tecnologías fotográficas. “Las nuevas líneas descubiertas representan mayormente rostros y personajes humanizados que podrían estar representando a sus mismos pobladores y generando un ambiente familiar simbólico entre el entorno y las personas que habitaban ahí”, afirma Castillo. Restauras e investigas Como resultado, algunas de estas figuras descubiertas han podido ser restauradas por el equipo de conservadores del Ministerio de Cultura dirigidos por Jhony Isla. Esto abre nuevas puertas para la investigación y puesta en valor de este patrimonio arqueológico, el mismo que puede generar nuevas líneas de turismo sostenible en la región. PUEDES VER Cahuachi: Nuevos hallazgos en la capital sagrada de Nasca [VIDEO] Por motivos de protección y conservación, Luis Jaime Castillo no dio detalles sobre las ubicaciones de estas figuras, puesto que es necesario aún elaborar planes de manejo que permitan salvaguardar la integridad de las mismas. Sin embargo, queda en manos de las autoridades y el Mincul la habilitación de un circuito aéreo turístico y que se tomen las previsiones para que no ocurran atentados como el que hizo Greenpeace o el paso de vehículos en el marco de competiciones como el Dakar, sin olvidarse de la problemática de los huaqueros y del turismo informal. La arqueología peruana presenta descubrimientos que nos indican que aún queda mucho por conocerse. Esperamos que este tipo de actividades académicas no intrusivas se repliquen en diferentes universidades y lugares para beneficio del patrimonio arqueológico y del crecimiento del país.