Ciencia

Un estudio de más de 50.000 participantes revela que consumir frutos secos puede reducir el riesgo de demencia

Un análisis del Biobanco del Reino Unido muestra que incluir frutos secos en la dieta diaria podría disminuir hasta en un 12% el riesgo de demencia. Esta relación destaca la importancia de la alimentación saludable como factor preventivo clave.

Los frutos secos son alimentos ricos en nutrientes que aportan grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales. Foto: Cowbell Solo / Flickr
Los frutos secos son alimentos ricos en nutrientes que aportan grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales. Foto: Cowbell Solo / Flickr

El consumo de frutos secos, como nueces, almendras y maní, podría ser una estrategia natural y accesible para prevenir enfermedades neurodegenerativas como la demencia. Un estudio reciente con más de 50.000 participantes del Biobanco del Reino Unido reveló que ingerir un puñado diario de estos alimentos, especialmente sin sal, puede reducir el riesgo de demencia por todas las causas, incluidas enfermedades como el Alzheimer y la demencia vascular.

Los hallazgos de la investigación, publicada en la revista Springer Nature, son relevantes en un contexto donde los tratamientos médicos actuales ofrecen beneficios limitados en la lucha contra estas afecciones. Además de su relación con un menor riesgo de demencia, los frutos secos son reconocidos por su riqueza en nutrientes esenciales, antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que favorecen la salud cerebral.

¿Por qué consumir frutos secos reduce el riesgo de demencia?

Los frutos secos poseen una combinación única de nutrientes que favorecen la función cognitiva. Entre estos se encuentran ácidos grasos saludables, vitamina E, magnesio y polifenoles, conocidos por su capacidad para combatir el estrés oxidativo y la inflamación, factores vinculados con el deterioro cerebral.

El estudio del Biobanco del Reino Unido encontró que los participantes que consumieron hasta 30 gramos diarios de frutos secos presentaron un riesgo significativamente menor de desarrollar demencia. El beneficio fue más pronunciado en quienes optaron por variedades sin sal, lo que refuerza la importancia de elegir alternativas más saludables.

Los expertos también relacionan este efecto protector con la capacidad de los frutos secos para mejorar la salud cardiovascular, un factor estrechamente ligado al bienestar cerebral. Una circulación sanguínea óptima reduce la probabilidad de padecer eventos cerebrovasculares, que son un desencadenante frecuente de ciertas demencias.

¿Cómo se realizó el estudio?

El análisis, liderado por investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha, utilizó datos del Biobanco del Reino Unido, una base de datos poblacional extensa. Entre 2007 y 2012, se inscribieron más de 50.000 adultos, quienes reportaron sus hábitos alimenticios a través de un cuestionario detallado.

El seguimiento promedio se extendió por siete años, durante los cuales se identificaron 1.422 casos de demencia, equivalentes a una incidencia del 2,8%. Los investigadores ajustaron los resultados considerando variables como estilo de vida, enfermedades crónicas y características demográficas, lo que permitió aislar el impacto del consumo de frutos secos.

Limitaciones

A pesar de sus hallazgos prometedores, el estudio tiene limitaciones importantes. Los investigadores destacan que los resultados son observacionales, lo que significa que no pueden establecer una relación de causa-efecto directa entre el consumo de frutos secos y la reducción del riesgo de demencia.

Además, los beneficios reportados se observaron principalmente en personas con estilos de vida saludables, lo que excluye a quienes fuman, consumen alcohol de forma habitual o presentan obesidad. Por otro lado, no se encontraron diferencias significativas en subgrupos específicos, como hombres jóvenes o personas con condiciones preexistentes.

Entonces, aunque el consumo de frutos secos parece ser un aliado en la prevención de enfermedades neurodegenerativas, es esencial que se realicen más estudios clínicos y a largo plazo para confirmar su efectividad. Mientras tanto, adoptar hábitos alimenticios saludables, como incluir estos alimentos en la dieta, podría ser un paso sencillo y eficaz hacia un envejecimiento cerebral saludable