Científicos descubren un "pez dragón" en la Antártida que evolucionó de otra especie hace 800.000 años
Investigadores identifican al 'Akarotaxis gouldae', un "pez dragón" que revela secretos evolutivos y pone en alerta sobre el frágil ecosistema antártico.
Un equipo de investigadores ha catalogado una nueva especie de “pez dragón” en las aguas antárticas. Tras analizar genéticamente sus larvas, lograron diferenciar al 'Akarotaxis gouldae' de otra especie de su mismo género. Este descubrimiento, publicado en la revista Zootaxa, subraya la complejidad de la biodiversidad marina en un hábitat que se considera extremadamente vulnerable.
El hallazgo del "pez dragón" fue posible gracias a las colecciones de peces en museos de todo el mundo, donde ejemplares adultos de esta especie habían sido previamente clasificados como otros peces del género Akarotaxis. Sin embargo, los científicos descubrieron que A. gouldae presentaba características genéticas y morfológicas únicas, como dos bandas laterales en su cuerpo que no aparecen en su especie hermana, 'Akarotaxis nudiceps'. Además de su relevancia científica, esta especie ofrece una mirada crucial a la evolución de las especies y el estado del ecosistema antártico.
Descubrimiento de una nueva especie de "pez dragón" en la Antártida
Este descubrimiento representa una adición significativa al conocimiento de la fauna de la Antártida. Investigadores liderados por Andrew Corso, coautor del estudio, observaron diferencias en larvas recogidas cerca de la península Antártica, inicialmente atribuidas a A. nudiceps. La confirmación llegó mediante el análisis genético, que demostró que estas larvas correspondían a una nueva especie: el 'Akarotaxis gouldae', cuyo nombre honra al buque de investigación RV Laurence M. Gould, empleado en estudios antárticos.
Este pez dragón habita exclusivamente en aguas antárticas y tiene una capacidad reproductiva limitada. Foto: Polar Journal
Las colecciones de ictiología en museos albergan desde hace décadas ejemplares de esta especie, aunque hasta ahora habían sido identificados como A. nudiceps. Según Corso, la similitud física de ambos peces llevó a su confusión, ya que solo en la adultez se diferencian de forma notoria. Las características morfológicas que los distinguen permitieron al equipo realizar esta reclasificación y confirmar la presencia de una nueva especie de pez dragón en las heladas aguas antárticas.
Un hallazgo que expone la fragilidad del ecosistema antártico
El descubrimiento del A. gouldae no solo es un avance científico, sino también un recordatorio de la vulnerabilidad del ecosistema antártico. A diferencia de A. nudiceps, esta nueva especie se limita geográficamente a las aguas cercanas a la península Antártica. Además, presenta una capacidad reproductiva reducida, observada a través de análisis de ovarios en ejemplares adultos, lo que puede comprometer su continuidad a largo plazo.
La historia evolutiva del A. gouldae sugiere que esta especie se separó de A. nudiceps hace 800,000 años por el aislamiento glacial. Foto: Andrew Corso
El hábitat antártico, donde habita el A. gouldae, enfrenta diversas amenazas ambientales, como el calentamiento global y la reducción de su cobertura de hielo, lo cual incrementa los riesgos para la biodiversidad marina en la región. La fragilidad de esta especie y su adaptación a un entorno tan específico la convierten en un valioso indicador del estado del ecosistema antártico, subrayando la importancia de su conservación.
La evolución de Akarotaxis gouldae: cómo los glaciares moldearon su historia
El análisis genético del A. gouldae permitió a los investigadores rastrear su historia evolutiva. Usando la técnica de filogenia calibrada en el tiempo, calcularon que esta especie se separó de A. nudiceps hace unos 800.000 años, durante un periodo en el cual el océano Antártico estaba cubierto en gran parte por glaciares. Esta condición propició el aislamiento geográfico de las especies, dando lugar a una divergencia evolutiva que originó dos líneas independientes de peces dragón.
A medida que los glaciares retrocedieron, las dos especies volvieron a encontrarse en el mismo entorno marino, pero al haber evolucionado por separado, ya no podían cruzarse, desarrollando una incompatibilidad reproductiva. Esta historia evolutiva revela cómo el cambio climático del pasado ha moldeado la biodiversidad en la Antártida, y ofrece una perspectiva crítica sobre el impacto del actual calentamiento global en las especies marinas.