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Ciencia

Algo calienta a las estrellas muertas y los astrónomos siguen confundidos

Mediante tecnología de simulación, un científico de Estados Unidos afirma que esa actividad no es posible en aquellos residuos estelares.

Enanas blancas que ya han agotado su energía del cúmulo NGC 6397 | Foto: NASA / ESA / University of British Columbia
Enanas blancas que ya han agotado su energía del cúmulo NGC 6397 | Foto: NASA / ESA / University of British Columbia

La sonda espacial Gaia, un proyecto ambicioso de la Agencia Espacial Europea (2013) que obtendrá un mapeo del universo, tiene en la mira a un sinnúmero de estrellas, especialmente a las enanas blancas, un tipo de residuo cósmico que misteriosamente y en algunos casos ha ganado calor.

Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de illinois, la Universidad de Indiana Bloomington y la Universidad McGill (Canadá) ha analizado a aquellos remanentes del tipo Q, los cuales se enfrían lento, como si hubiese un fenómeno extra que los dominara.

El estudio se encuentra publicado en la revista especializada The Astrophysical Journal Letters.

Los cadáveres estelares de la rama Q supuestamente accionaban una fuente alternativa de energía: el isótopo 22 del neón. Sin embargo, Matt Caplan, profesor asistente de Física en Estados Unidos y autor principal del artículo, ha desbaratado esa opción al comprobar mediante una simulación por computadora que los microcristales de ese elemento químico son inestables en enanas blancas.

Si se tratase de neón, explicaron los expertos, tendría que sumar cerca de un tercio de la masa de ellas; por lo general, solo ocupan el 2%.

Para los involucrados en el artículo, una respuesta probable recaería en el exceso de hierro, ya que solo un 0,1% de composición en aquellas estrellas generaría calentamientos. Inclusive, si ese porcentaje subiese 10 veces, el evento permanecería alrededor de miles de millones de años.

Considerar al hierro, entonces, no es una hipótesis facilista, aunque falta una mayor cantidad de simulaciones con el objetivo de demostrarlo con todas las cartas puestas sobre la mesa.

Hay que recordar que nuestro Sol primero se convertirá en una gigante roja hasta alcanzar la órbita de Venus dentro de 5.000 millones de años. Luego, cuando ya no sea capaz de producir su propia fusión nuclear, el astro rey se enfriará para transformarse en una enana blanca con un radio de 10 km.