EXPOSICIÓN. El creador plástico exhibe en la Galería Fórum una serie de óleos cuyo tema principal es el retrato. La muestra llamada “Figuras mucho después de Yaddo” hace referencia a su residencia artística en Nueva York durante 1987., Jorge Díaz Herrera. Artista es quien vende lo que pinta; pintor, quien pinta para vender (Picasso). José Carlos Ramos, artista notable desde su juvenil época naif hasta la última muestra en Fórum, “Figuras mucho después de Yadoo”, pone en evidencia la trayectoria de un infatigable y constante creador de formas y colores que enciende nuevos entusiasmos en cada exposición. Si los robustos y angélicos caballos son el telón de fondo de su obra (pintura, escultura, grabado), las múltiples vertientes que desarrolla marcan los hitos de su trayectoria, hitos a los que José Carlos arriba para pasar a otra estación. Tan admirable versatilidad y renovación artística ha recorrido galerías de América, Europa, Asia. Este año fue invitado por el Sheik a Dubái. ¿Por qué Yadoo? En Nueva York, sobre el río Hudson, cerca del hipódromo de Saratoga, existe una antigua mansión de piedra, estilo Tudor, rodeada de bosques, especies animales, esculturas, fuentes de mármol, espacios deportivos, cuarenta acres que fueron en un tiempo propiedad de una rica familia cuyos dos únicos hijos fallecieron, y en su memoria se conformó la palabra Yadoo (conjunción de ambos nombres). Yadoo fue obsequiada al estado americano, que invita a dicha sede por 45 días a 15 artistas famosos. Ahí estuvo José Carlos en 1987. Cumplió el tradicional rito de citar, al igual que todos los huéspedes, de citar a los invitados y ofrecer en su residencia asignada una exposición. Los músicos presentan un concierto; los escritores, una sesión de lectura. La muestra “Figuras mucho después de Yadoo”, de J.C.R., es un universo de rostros que en su singularidad cada uno expresa muchos mundos, personajes enigmáticos que van más allá de los límites de un retrato. Rostros cuyos matices del color se expanden, a veces, a modo de riada, otras, de una rigurosidad renacentista. El rostro “Cien años de soledad”, por ejemplo, integra de modo magistral rasgos del libertador S. B. y de García Márquez, enmarcados en un paisaje de múltiples geografías. En “Papa con huevos y choclo con queso”, color y forma se desbordan en épocas y universos surgidos en un cosmos de estrellas vestidas de huevos fritos: una realidad que semeja una ilusión imposible de ser. En esta muestra, José Carlos Ramos ofrece al espectador el goce estético de viajar entre la vigilia y el sueño: una humanidad donde todo está haciéndose o renovándose. Incluso, tras mágicas oscuridades, se vislumbran gestos de seres que, como una paradoja, el misterio que encierran los convierte en personas evidentes. La severidad de los gestos marcados en el rostro del Magistrado de la Sorbona trae remembranzas de los tiempos donde los inquisidores eran dueños de la verdad y ajusticiaban a los ajenos a ella. ¿Puede algún gesto humano (o por lo menos de uno que parece serlo) encarnar el caos desbordado del matarife tránsito limeño (y probablemente de otros lares)? El retrato La combi es algo más que una encarnación de ello, una cara de formas crueles y ridículas embellecidas, no obstante, por el dominio maestro del talento del artista. Óscar Wilde sostenía que el misterio del arte no está en lo que no se ve, sino en lo que se ve. Afirmación que bien puede teñir la atmósfera de los rostros que José Carlos ofrece en esta muestra, exposición como hace mucho tiempo no se veía en Lima. Oportuno mencionar estas palabras de José Carlos Ramos: “Yo no pretendo pintar caras de las gentes, sino caras que las gentes pinten de la mía”. Claves MUESTRA. Los cuadros se exhiben en la Galería Fórum, ubicada en Av. Larco 115, Miraflores. EL ARTISTA. José Carlos Ramos (Izcuchaca, 1946) estudió Artes Plásticas en la PUCP y ha representado al Perú en bienales importantes alrededor del mundo.