Heber Edmundo Garcés Quintanilla, de 72 años de edad, fue internado de emergencia en el Hospital Edgardo Rebagliati el pasado 15 de abril. En aquel momento, el adulto mayor padecía de síncopes, desmayos y falta de aire. Luego de una serie de exámenes, se descubrió que padecía cáncer de próstata en estadio 4 y una grave patología cardiaca.
Según indica su hija, Jossy Garcés, los doctores indicaron que necesitaba una cirugía para detener el avance del cáncer de próstata. Sin embargo, primero tiene que ser sometido a un procedimiento, denominado TAVI (Implante de Válvula Aórtica Transcatéter), para solucionar sus problemas cardíacos.
"Mi papá tuvo una cirugía llamada procedimiento TAVI, ya que no podían realizarle una cirugía abierta debido a su estenosis aórtica; toda su válvula estaba calcificada", relata la hija del adulto mayor. "Mi papá no podía someterse a la cirugía abierta sin antes realizarse el TAVI", añade.
Después de una junta médica en la que participaron diferentes oficinas del hospital Rebagliati, los doctores "priorizaron que debían solucionar el tema de la válvula para que él pudiera ser tratado del cáncer de próstata". De lo contrario, el paciente podría fallecer.
Así, el centro de salud solicitó la nueva válvula cardiaca al Instituto Nacional Cardiovascular de EsSalud (INCOR). Jossy afirma que los cardiólogos realizaron todos los exámenes necesarios y determinaron que su papá sí cumplía con los requisitos para el procedimiento. "INCOR hizo dos observaciones: que oncología debía ponerle una sobrevida mayor de tres años y realizar lecturas de las válvulas", precisa.
"Los tiempos en el seguro se dilataron porque pedían cita para una cosa, para otra y el 3 de junio recién presentaron el caso de mi papá al INCOR", cuenta la hija del paciente. En un momento, la demora pudo acabar en tragedia. "El 10 de junio volvieron a presentarle el caso al INCOR. Para esto, mi papá tuvo una falla cardíaca y llegó a UCI por un edema en el pulmón", explica Jossy.
"El problema ahora es que a mi papá le quieren hacer una cirugía abierta. En todas las juntas quedó claro que era un TAVIS. INCOR aceptó que era un TAVIS. Y nos dijeron que si mi papá entraba a cirugía abierta, corría el riesgo de casi el 90% de que no saliera con vida de la cirugía", insiste.
Sin embargo, el INCOR respondió al centro médico que no podían realizar la compra de la nueva válvula porque "logística les había rechazado". "Ahora no le van a comprar la válvula, no le pueden operar el cáncer y este sigue avanzando hasta ahora porque no tiene tratamiento. Estoy cruzada de brazos, no sé qué hacer, no sé a quién acudir", comenta Jossy.
El viernes 21 de abril, personal de EsSalud se contactó con Jossy para explicarle por qué la demora en la adquisición de la válvula, lo cual pone en riesgo de muerte a su padre. Le indicaron que actualmente INCOR no cuenta con la válvula, pero que ya se informó de la necesidad de la adquisición y que se está haciendo el seguimiento correspondiente.
Por su parte, el hospital Rebagliati ha realizado una junta médica y ha llegado a los siguientes acuerdos: