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Sociedad

Santiago Roncagliolo: Cambiamos cinco presidentes en cinco años y no mejora la cuestión

Autor de la novela Abril rojo, frente a los peligros de los extremismos, remarca que la escritura y la lectura de la historia son armas importantes para evitar el abismo peligroso.

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En arequipa. El autor peruano presentó la reedición de Abril rojo, su primera novela. Foto: Rodrigo Talavera/La República

El escritor Santiago Roncagliolo recorre el país en una gira que promociona la reedición de Abril rojo (2006) novela que aborda la huella que dejó la época de la violencia terrorista. Tras quince años de lanzamiento, la obra cobra valor en medio de un ambiente polarizado y desánimo por la democracia. Frente a los peligros de los extremismos, remarca que la escritura y la lectura de la historia son armas importantes para evitar el abismo peligroso.

Tras estos quince años, ¿cuál es la vigencia actual de Abril rojo?

Ahora es mucho más actual que cuando apareció. Entonces (en 2006) parecían cosas superadas. (La violencia de esa época) surge de un fracaso de la política y de un intento de asalto al poder de unos extremos (Sendero) y que parecía que ya no viviríamos. Hoy en día, es eso lo que vemos en las noticias, por suerte no en una guerra de las dimensiones de los 80 y 90, pero sí vemos a sus herederos insultarse en el Congreso, decirse asesinos y terroristas. Y esta incapacidad de la política para gestionar que narra la novela. Es lo que hay ahora, el tiempo parece estar retrocediendo. No hemos avanzado sino vuelto a los 90.

¿Qué sentimiento te produce volver a ese contexto?

Da miedo hasta dónde pueden llegar las cosas. El nivel de violencia verbal se está normalizando y eso puede generar una violencia física.

¿Pero con sus diferencias, esta polarización parece un fenómeno global?

Es cierto, todo se está polarizando, el mundo se está asalvajando, pero muchos países resisten porque tienen una institucionalidad sólida, entre esas cosas partidos políticos que nosotros no tenemos.

¿Cuando escribiste Abril Rojo tuviste comentarios negativos, de gente que te decía no abordar la época de la violencia?

En realidad, cuando aparece esta novela, hay una tregua que marca la Comisión de la Verdad y un interés de toda nuestra población para reflexionar de porqué llegamos a eso. Nos sentimos en paz y teníamos que entender qué pasó para que no vuelva a ocurrir. Y en ese esfuerzo se sumaron Alonso Cueto y posteriormente Lurgio Gavilán, José Carlos Agüero y muchísimos otros. Pero en los últimos años se ha vuelto a polarizar, el mundo se ha vuelto mucho más sensible, precisamente por la sensación que la democracia no está funcionando. Y como no funciona, las alternativas son a violencia o el autoritarismo. Pero esas opciones no son mejores que la democracia.

Mencionaste el temor a estos movimientos extremos que se están gestando. También fuiste parte de estos ataques de La resistencia

Y se vuelven cada vez más normales. Y es muy significativo que haya gente atacando los lugares donde se conversa pacíficamente y se reflexiona. Es una señal de que hay gente que no quiere que pienses, que creen que pensar es peligroso.

¿Distingues en estos 15 años cuándo empezó esta polarización?

Lo curioso es que todo lo que está pasando ahora, es lo que quisimos los peruanos. Empezando que por nuestro odio a la política queríamos una democracia sin políticos, algo que no existe. Queríamos que a los presidentes los saquen con facilidad y llevamos cinco en cinco años y no mejora la cuestión. Queríamos que los congresistas no se reelijan y los votamos. Eso ha hecho que nadie que tenga una carrera honesta quiera entrar a la política, porque no tiene carrera (…). Este caos es democrático, es lo que los peruanos pedimos y se va agravando.

Frente a esa desilusión ante la democracia, sectores señalan al adelanto de elecciones como una vía para dejar la crisis política, ¿eso bastaría o no sabemos a qué nos vamos a enfrentar?

¿Pero no vamos cambiando de presidentes desde hace cinco años y acaso nos va mejor? Yo siento que cada vez es peor. Lo importante sería que haya un acuerdo de todas las fuerzas políticas para ese adelanto. Y si hubiese un acuerdo no habría falta un adelanto, lo que pasa es que ello está muy lejos de importarles. No han hecho el mínimo esfuerzo por hacer este país gobernable, no es su agenda (…). Pero creo que la solución no va a pasar por estos políticos, sino por la organización social. Si pensamos que todo depende de cambiar la presidente, seguiremos en esta ruta.

¿Qué imagen se tiene del Perú en el exterior?

Al Perú no lo ven, porque no es que tengamos un gobierno aliado a Maduro y Ortega, porque tampoco tenemos una política exterior. Nuestros problemas son de peleas de mafias caseras, no tienen ninguna relevancia política internacional.

Tras el trabajo de la Comisión de la Verdad, no se nota como sociedad que estemos reconciliados, ¿qué pudo faltar?

Nosotros tuvimos un trabajo por la memoria histórica muy importante y respetable. Pocos países pueden decir que han encarcelado a los terroristas como a los líderes políticos que cometieron barbaridades en los derechos humanos. El problema no está ahí, sino cómo todo eso formaba parte de la idea democrática donde debíamos reflexionar nuestra historia. Si vamos dejando de creer en la democracia, vamos dejando de creer que eso sea útil y ahora una encuesta dice que el 50% del Perú ya no cree que la democracia sea el mejor sistema. Y entonces dejan creer en valores como tolerancia, libertad de expresión, diálogo y respeto mutuo.

En su momento se debatió permitir la participación política a Movadef, ¿es viable o por la violencia que produjo Sendero Luminoso es muy complicado?

En principio creo que toda persona que no esté impedida penalmente, debe tener el derecho de hacer política. Ahora, el tema con Sendero es que nunca han tenido la cortesía de pedir perdón y eso hace muy difícil que sean aceptables. El Estado ha hecho muchas cosas y ha reconocido muchas faltas y encarcelado muchos operadores. Eso es muy significativo para decir que han cometido errores y quieren reconducirlo. Pero Sendero sigue pensando que son unas víctimas y no reconocen nada del dolor y sufrimiento que causaron a millones de personas. Mientras no hagan eso no van a tener ningún apoyo significativo para entrar en el sistema político.

Has estado en Ayacucho, ¿qué sensación te llevaste, se quiere hablar de la época del terrorismo?

Fue maravilloso estar Ayacucho. Presentamos el libro en colegios, universidades y una presentación abierta para el público. Más bien sentí que los ayacuchanos que vivieron la violencia, son mucho más conscientes que en Lima. Los sentí menos polarizados y conscientes de que el enfrentamiento entre dos extremos lleva a escenarios atroces. Para mí fue especialmente hermoso pensar que estos chicos leen su historia en libros que yo escribí. Eso me llena de orgullo y me emociona mucho.

¿Sientes que hay sectores que quieren reescribir la historia de la época del terrorismo?

Reescribir ya sería mejor de lo que tenemos. Lo que tenemos es líderes en ambos lados que odian la escritura, la cultura y la educación y lo que quieren es que nadie lea nada, consideran que la educación sirve para sobornar a alguien, para tener un título falso y no entiende para nada la importancia de la escritura de la historia. Ya sería un avance que quisieran escribir.

Pero parece que hubiese un intento de negar los excesos del pasado

Pero para eso están los libros, la memoria está escrita y se puede contrastar. Solamente puedes negarlo frente a gente que no lee. Por eso no quieren que leas, por eso no quieren que tengas educación y cultura, para poder manipularte.