Con servicios hospitalarios al límite, los enfermos optan por atenderse en casa. Mediante la comunicación remota, algunos médicos los guían en cuidados e ingesta de medicamentos. La telemedicina beneficia al paciente y especialista, ambos reducen las opciones de contagio.
Para pacientes que no requieren una cama de hospitalización, sí. Incluso la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la recomienda en sus manuales. “Las teleconsultas son una forma segura y efectiva de evaluar los casos sospechosos de COVID-19 y de guiar el diagnóstico y el tratamiento del enfermo, minimizando el riesgo de transmisión de la enfermedad”. La entidad añade que la telemedicina permitiría que servicios clínicos clave sigan operando. Sin embargo, la telemedicina es casi inexistente en el ámbito público.
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El médico en salud pública, Walter Oporto, es uno de los que aplica la telemedicina. Atiende a infectados por COVID-19 mediante el teléfono. Varios de sus pacientes testimonian haber salido del cuadro gracias a su receta.
Sostiene que la Gerencia Regional de Salud (Geresa), tiene recursos para la telemedicina. En Arequipa, hay decenas de médicos con permiso por edad o comorbilidad y que continuan recibiendo sueldo del Estado.
Estos podrían ser capacitados para la atención de pacientes COVID-19 por telemedicina. Incluso el Comando Covid debatió esta propuesta bajo la nueva presidencia de Gustavo Rondón, aunque por ahora se sigue priorizando la llamada detección temprana en puestos de salud.
Si bien a inicios de la pandemia EsSalud habilitó números telefónicos para guiar a los pacientes, desde las teleoperadoras, indicaban que el paciente debía dirigirse a un centro hospitalario. El médico infectólogo del Hospital Regional de Loreto, Juan Carlos Celis, refiere que la telemedicina pública, debe asegurar una continuidad del médico tratante con el paciente. No serviría cambiar de especialista en cada consulta. En el caso de COVID-19, el control se basaría en la evolución de los síntomas y medición de la saturación de oxígeno.
Oporto expresó que frente a hospitales colapsados, varios hogares se han transformado en pequeñas clínicas para atender a un familiar enfermo, pero muchos sin un especialista que pueda guiarlos.
Así, algunos galenos ofrecen sus servicios de telemedicina previa consulta por WhatsApp o mediante videollamada. Oporto sostiene que el servicio puede desarrollarse mediante telemedicina simplificada, en base a mensajería y llamadas telefónicas.
En su cuenta de Facebook, Walter Oporto liberó una receta en base a inyectables endovenosos de dexametasona y ceftriaxona, que según él, evitaría que los pacientes con coronavirus agraven su cuadro. Señala que debe aplicarse a personas no alérgicas a la penicilina, con dificultad para respirar, además con fiebre, dolor de cabeza o tos. Dice que él se hace responsable y coloca en la fórmula su nombre y número de colegiatura.
Oporto indica que la receta es un tratamiento estandarizado, pensado para la mayoría de la población que no puede acceder a atención personalizada.
Juan Carlos Celis discrepa. Dice que en Loreto, la automedicación con dexametasona en fases leves, agravó el estado de los pacientes. El fármaco sí se emplea, pero en otras etapas. Celis expresa que la sensación de dificultad para respirar no puede ser indicador para la medicación, pues la ansiedad del enfermo podría generar el síntoma, además la dexametasona podría elevar la glucosa de un diabético.