Comer apurado es contraproducente. En ocasiones, por el corto descanso para comer del trabajo o debido a una ingesta inconsciente, no se mastica bien la comida. La situación empeora si la persona ha sido diagnosticada con trastorno de conducta alimentaria (TCA) y presenta cuadros de ‘atracones’, en los que se acumula lo ingerido sin apenas mascarla.
En ambas situaciones, los perjuicios pronto son percibidos: hinchazón del abdomen, posibles gases y malestar estomacal.
Para ahondar en ambas ejemplificaciones, La República contactó a los especialistas en nutrición Edinson Sánchez y Saby Mauricio, también exdecana del Colegio de Nutricionistas.
A nivel numérico, el movimiento muscular de la masticación debe ser, según Sánchez, un promedio de 30 veces por cada bocado de comida. Aunque la frecuencia dependerá del tipo de alimento que se ingiere: “Por ejemplo, lo que son bebidas, si no tienen pulpa, si no tienen residuos, prácticamente no se mastica. A diferencia de si son (de) una consistencia más viscosa o texturas más fuertes, como es el caso de la carne, condicionan que mastiquemos una mayor cantidad”, comentó.
La nutricionista Mauricio coincide con su colega en la adecuación del número de masticadas según sea el alimento, pero reduce el número referencial de mascadas a la mitad. “En un estudio en jóvenes chilenos encontraron, como promedio, 15 ciclos masticatorios con un tiempo de 11 segundos”, dijo en conversación con este diario.
Ambos expertos consultados concuerdan que “existe una relación directa entre (...) a menor masticación, menor saciedad”, expresó Saby. Lo mismo ocurre en viceversa. De hecho, a los pacientes diagnosticados de obesidad se les recomienda mayor masticación, según la misma exdecana del Colegio de Nutricionistas.
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Además de los ya citados malestares como la hinchazón del abdomen, posible emisión de flatulencias y malestar estomacal por mascar poco, los nutricionistas advierten sobre la aerofagia, una alteración gastrointestinal.
Mauricio informó que “por lo menos, una quinta parte de la población adulta (20%)” manifiesta este tipo de patología.
Sánchez, nutricionista clínico de la UNMSM, explica que la aerofagia “se da por esta ingesta excesiva de aire, normalmente en personas que comen demasiado rápido, que no mastican bien sus alimentos o que tienen una alta ingesta de bebidas carbonatadas, bebidas azucaradas o que consumen grandes cantidades de alimentos”.
Para quienes presentan el trastorno de conducta alimentaria (TCA), la recomendación de Mauricio y Sánchez es que se sometan a un tratamiento interdisciplinario, en el cual se reúna asesoramiento nutricional, psicológico y psiquiátrico.