Pedraglio califica la decisión del Congreso de investigar a la Junta Nacional de Justicia (JNJ) de forma sumaria como una de las medidas más excesivas de este Parlamento contra la institucionalidad democrática. Advierte que con la débil oposición que existe en el Parlamento, los magistrados ya están condenados, y en ello recae el poder de las fuerzas antidemocráticas.
-¿Cómo lee usted el aumento del apoyo a la Junta Nacional de Justicia?
-Creo que es evidente que ha sido una de las medidas más excesivas que ha cometido el Congreso contra la institucionalidad y de la democracia, que es la separación de poderes. Las decisiones se están tomando con suma arbitrariedad y sin argumentos lógicos. Y, dentro de todo, el carácter sumario de las acusaciones contra la JNJ. Aquí ya todos los magistrados están condenados. Lo que hace el Congreso es doblemente antidemocrático. Sin embargo, también hay que constatar que hay una debilidad inmensa de la oposición política.
-¿Hay oposición política?
-Buena pregunta. La que se expresa en el Congreso, muy minoritaria. Fuera de ahí, en los partidos políticos sin participación parlamentaria también es muy débil. Al margen de los pronunciamientos que puede haber habido, la oposición es muy débil. Esto configura un momento político para la fuerza congresal antidemocráticas.
-Están a toda máquina aprovechando ese momento.
-Sin duda. El debido proceso ya no importa, y por eso no hay límites al poder.
-¿Existen frenos?
-Por el momento no lo veo. Se sienten con ese poder de gestión y decisión a pesar de la enorme desaprobación que tienen. Eso, claramente, no les interesa, y responde a su lógica de poca convicción democrática. Mientras ellos ejerzan el poder, la opinión de las mayorías no les importa. La oposición ciudadana en este caso también es pasiva.
-¿Por qué los ciudadanos no se movilizan?
-Creo que se debe recuperar el valor de respeto a la democracia. Algunas promesas de la democracia no han sido cumplidas.
-¿Qué promesas?
-Promesas tan básicas como haber tenido 12 años de crecimiento económico y que los servicios básicos del país sean tan paupérrimos ha generado una gran desilusión. La democracia no ha sido en gran medida tangible, sobre todo a nivel regional. Hay un enorme desgaste.
-Pero son las regiones las que más se han movilizado.
-Sí, y parte de las razones que explican el poco éxito también tienen que ver con las enormes diferencias en cuanto a las demandas que las movilizan. Las certidumbres son diversas. El desenganche es evidente.
-¿Qué diferencias encuentra en los contextos de finales de los 90 con Alberto Fujimori y los actuales con Boluarte?
-Había una oposición. A finales de los noventa no solo era oposición la izquierda. En las movilizaciones participó activamente, por ejemplo, el APRA, Acción Popular, el PPC. Había un bloque amplio de sectores que participaban de la democratización del país. Esto ahora no se siente.
-Además, la maquinaria autoritaria era liderada por el Ejecutivo, hoy es principalmente el Congreso.
-De acuerdo. Existe un abuso de poder que intenta manipular la configuración del sistema político peruano, destruyendo el presidencialismo por un poder casi absoluto del Congreso. Sobre esto, no existe oposición fuerte ni partidaria ni de la sociedad civil. Hace falta algo más para construir un consenso democrático como el que se dio con Valentín Paniagua.
-Otros analistas mencionan que estas crisis también producen procesos de fortalecimiento de la ciudadanía. ¿Cree que pueda salir algo bueno de esto?
-No puedo dejar de ser optimista sin ser ingenuo. Creo que hay mucho malestar a pesar de que no hay movilización. Ante esto también es importante anotar que la ciudadanía rechaza estas actitudes antidemocráticas y, como vemos, también de diferentes sectores sociales y regiones.
-El Congreso no tiene fuerzas.
-Sus acciones son torpes y muy precario. Están usando su poder real, pero que en cualquier momento puede destruirse. La ciudadanía se da cuenta de que las acciones del Congreso no tiene solidez.
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-Pero la ciudadanía crecientemente pide orden y algunas fuerzas conservadoras antidemocráticas venden esas ideas en el plano discursivo, incluso sin respetar los derechos humanos.
-Depende de cómo entendamos el orden. Algunos dicen admirar a Bukele, Milei o personajes parecidos. Es el típico caudillo. Creo aún no hay propuestas que logren legitimidad como tal en el Perú. La ciudadanía observa cómo el Congreso tiene la ambición de hacerse del Jurado Nacional de Elecciones para controlar y filtrar el proceso, limitando la competencia con transparencia.
-¿Cuál es el rol de la prensa?
-Creo que muy importante. En este país tiene desafíos muy complicados. Hoy hay una tensión muy grande para que la prensa se convierta en un instrumento de propaganda política. Hacer buen periodismo, como el simple hecho de verificar fuentes, no se da. Creo que hay sectores periodísticos que se la creen menos.
-¿Cómo responde a esta crisis el curso de actualización periodística y política?
-Es la segunda edición, junto con la Fundación Mohme, la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), la Unión Europea e IDEA Internacional. El objetivo es dar elementos de análisis a los periodistas en medio de la crisis que vivimos. Tenemos la convocatoria abierta. Los cursos se harán los fines de semana, en modalidad virtual. Buscamos que, sobre todo, periodistas de regiones puedan participar para fortalecer el rol de fiscalización y defensa democrática que debería tener todo periodista.