El gobierno de Pedro Castillo aumentó el presupuesto de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), que saltó de S/64,4 millones en el 2021 a S/70 millones en este año. Esto es, subió casi el 8%.
Pero la cifra es menor respecto al 2014, durante el régimen de Ollanta Humala, que llegó a los 119,4 millones de soles. Luego de un incidente de presunto espionaje a políticos de oposición y a periodistas, en el 2015, bajó sustancialmente el monto: 66,5 millones de soles. Casi 7 años después, los recursos de la DINI vuelven a experimentar un aumento.
Como puede apreciarse en el recuadro, los principales componentes del gasto de los recursos de la DINI indican que la mayor parte se dirige a la Inteligencia y la Contrainteligencia.
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En el 2010, el 72,5% del gasto de la DINI se destinaba a estas funciones mencionadas. En el 2022, en el gobierno de Castillo, ahora representa el 78,7%.
La última reconfiguración importante de la DINI se produjo mediante el Decreto Legislativo 1141, publicado el 11 de diciembre del 2012, de Fortalecimiento y Modernización del Sistema de Inteligencia Nacional (SINA) y la DINI.
Como indica la norma, la DINI es entidad rectora de los “organismos y órganos del Estado funcionalmente vinculados (...), que producen Inteligencia Nacional, Inteligencia Militar e Inteligencia Policial, y ejecutan medidas de contrainteligencia en las áreas de su responsabilidad”. Es un esquema muy diferente a la organización que impusieron Fujimori y Montesinos. Aunque la DINI también cuenta con “fondos reservados”.
“Todo órgano de inteligencia tiene gastos de fondos reservados que están establecidos por la ley. Con la caída del SIN, estos fondos se redujeron al mínimo, pero durante el gobierno del expresidente Ollanta Humala aumentaron considerablemente las partidas porque se destinaron a comprar equipos de interceptación telefónica para la lucha contra el crimen organizado. Es importante indicar que estos fondos pueden ser perfectamente auditados por la Comisión de Inteligencia del Congreso, en sesión de carácter reservado y con asesores juramentados. Todo es fiscalizable. La propia DINI cuenta con un órgano de la Contraloría”, explicó el exdirector de la Escuela Nacional de Inteligencia Andrés Gómez de la Torre.
El 4 de enero del 2006, el mandatario Alejandro Toledo dispuso la creación de la DINI sobre las ruinas del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI). El 16 de setiembre del 2000, 48 horas después de la difusión del vladivideo del pago de la coima del entonces asesor presidencial Vladimiro Montesinos al congresista Alberto Kouri, el presidente Alberto Fujimori anunció la desactivación del SIN.
El 5 de junio del 2001, cuando gobernaba el mandatario Valentín Paniagua en reemplazo del fugado Fujimori, se creó el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI), que luego se convertiría en la DINI en el 2006. Empero, no fue fácil el tránsito del SIN a la DINI.
En 1991, Fujimori centralizó y puso bajo control del jefe del SIN a las direcciones de inteligencia del Ejército, la Marina (DIN), la Fuerza Aérea (DIFAP), la Policía Nacional (DIRIN), del Ministerio del Interior (DIGIMIN) y del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
El pretexto fue unificar las fuerzas de inteligencia para combatir el terrorismo, pero Fujimori y Montesinos y sus cómplices usaron el esquema para perseguir, espiar y amedrentar a los opositores. Los jefes del SIN solo actuaban como pantalla, siendo Montesinos el verdadero titular en la sombra, quien despachaba personalmente con Fujimori. Bajo este esquema actuó el Destacamento Colina, integrado por oficiales de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINTE) y agentes del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), autores de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.
Para financiar las actividades criminales y clandestinas del SIN, Fujimori autorizó el desvío de dinero de los presupuestos asignados a los institutos armados, con destino a los llamados “fondos reservados” que manejaba exclusivamente Vladimiro Montesinos, sin rendir cuentas.
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Con ese dinero se financiaron las campañas reeleccionistas de Fujimori, se le pagó sobornos a los propietarios de medios de comunicación, se compró a una docena de diarios ‘chicha’ y se coimeó a los llamados congresistas tránsfugas para engrosar la bancada oficialista, como fue documentado y acreditado judicialmente.
Ahora es muy diferente.
El extitular de la DINI durante el segundo gobierno de Alan García (2011-2016), el general PNP en retiro Danilo Guevara Zegarra, precisó que las actividades de inteligencia están claramente definidas por la normas vigentes.
“La DINI tiene establecido un canal de inteligencia por el cual hace llegar sus informes al presidente y a otros altos funcionarios de organismos públicos en forma segura, oportuna y permanente. Por ley el jefe de la DINI debe despachar periódicamente con el presidente. La inteligencia que procesa y difunde está plasmada en diversos documentos clasificados que obran en sus archivos”.
Preguntado si la DINI cumple funciones operativas, el general Danilo Guevara confirmó que así es, y que está normado.
“La DINI tiene una Dirección de Inteligencia y otra de Contrainteligencia que debe hacer acciones de búsqueda y obtención de informaciones dentro del Plan Anual y los principios de legalidad, pertinencia y respeto al orden democrático”, contestó Guevara.
El exjefe de la DINI también confirmó que este organismo de inteligencia recurre a los “gastos reservados”, pero que debe rendir cuentas ante diferentes instancias.
“Los gastos reservados sirven para solventar la adquisición de tecnología y el pago de operaciones reservadas. Estas actividades se ejecutan en el marco de una directiva interna que establece los mecanismos de administración y en el cual intervienen diversos escalones. Por eso, es natural que más del 70% del presupuesto se destine a las direcciones operacionales porque constituyen el corazón y la razón de ser de la DINI. Ahora, por mandato legal, la Contraloría y la Comisión de Inteligencia del Congreso deben fiscalizar los gastos y evaluar la calidad de la inteligencia obtenida”, subrayó el general Guevara.
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Infografía - La República