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Política

Alfonso López-Chau: “Tenemos un Congreso que hace legislación opresiva, que no libera, que aprisiona”

El rector de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) habla sobre Ahora Nación, su proyecto político, y cuestiona las últimas decisiones adoptadas por el Legislativo.

Es un viernes frío en la ciudad y Alfonso López-Chau luce una chompa crema que lo hace ver como lo que es: un maestro universitario. El rector de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) nos ha citado en su departamento miraflorino, aprovechando el feriado. En la mesa de centro de su casa destaca un pequeño libro de tapa blanca. Se llama Modernidad para todos. Proyecto de Nación. Es el primer volumen que ha editado su agrupación política, Ahora Nación, y en él están reflejadas todas sus ideas sobre el país. López Chau, que suele citar a Haya, Mariátegui, Marx o Engels, expone algunos de esos conceptos en este diálogo.  

Últimamente viaja con más frecuencia por el país, está a punto de formar un partido político, y ha llevado a la UNI la discusión sobre el pensamiento de grandes líderes políticos, ¿esa es su manera de hacer campaña electoral?

Yo viajo solo por invitaciones oficiales. Por ejemplo, el 20 me invita el rector de la Universidad de Cajamarca a dar una conferencia sobre universidad y desarrollo nacional. Por allí van todas las invitaciones. Y la ley universitaria tiene un capítulo que nos obliga a la proyección social y eso es lo que yo vengo haciendo. Cuando venga la hora de las definiciones políticas, tendré que pedir una licencia sin goce de haber a la universidad, pero ahora cumplo mi tarea de rector. No tengo que hacer más porque los jóvenes son los que han hecho el partido. Si no, no se podría haber hecho. Yo no tengo dinero. Yo vivo de mi salario como docente, toda mi vida ha sido así. La represión que hubo durante los hechos del año pasado obligó a que los jóvenes se unieran y decidieran hacer un partido que se llama Ahora Nación. Ya han conseguido formar 80 comités y que les sean validadas 28 mil firmas. Esa es una hazaña realmente, la construcción de un partido, que me ha permitido agradecerles, porque eso me obliga a cumplir mi palabra: no seré candidato de un vientre de alquiler.

Habla del partido como una creación de jóvenes en la que usted es un invitado.

Yo soy un afiliado. Evidentemente no escapa a mi entendimiento que ellos me ven como un líder, pero hay otros líderes, hay otras personas importantes en el partido.

Dígame un nombre.

Cecilia Israel, la asistente personal de Alfonso Barrantes, con posgrado en Francia, Carlo Magno Salcedo, Grover Cornejo, Michel Azcueta.

Viejos veteranos.

Rodeados por jóvenes.

Lo último que ha creado la UNI es la cátedra Eduardo de Habich, donde se está discutiendo el pensamiento de grandes personajes a los que usted llama patriarcas de nuestra historia contemporánea. Están allí Haya de la Torre, Víctor Andrés Belaunde, Mariátegui, Basadre. Son ideas distintas. ¿Es este un sutil llamado a la unión de pensamientos?

Yo diría que no son tan distintos. Por ejemplo, Haya y Mariátegui estuvieron juntos hasta el editorial número 16 de Amauta. Hay una ruptura a partir del editorial 17. Por eso que, en Siete ensayos, la obra más importante de Mariátegui, él dice en pie de página que él coincide con Haya, que parten del mismo diagnóstico. En el caso de Víctor Andrés Belaunde, la gente tiende a mirarlo ya maduro, pero el joven Víctor Andrés Belaunde hizo una conferencia en San Marcos, donde él dice al mundo socialcristiano al que pertenece que una nación depende de qué tan dueño es el ciudadano de sus tierras. Y tiene una frase que yo reivindico siempre: Yo coloco a la universidad por encima del Congreso, y por encima del Ejecutivo. Dice: La Universidad es todo, porque es forjadora del alma nacional.

Suena muy bien, pero a los inquilinos de la Plaza Bolívar no les va a gustar escuchar eso, menos de usted.

Pero hay que repetírselo, y yo se los repito. Y luego tiene usted el pensamiento de Basadre. El nombre del Perú, siendo él tacneño, atraviesa toda su obra. Hay un punto en común en su idea de nación, que es la que yo recupero. Por eso los cuatro, a pesar de sus diferencias, dijeron hasta el cansancio: “No somos una nación, somos una nación en formación”. Uno puede tener Estado, pero no tener nación, uno puede ser una nación pero no tener Estado. Por ejemplo, quién puede dudar que los palestinos son una nación. Pero no tienen estado. El Perú tiene Estado, y la mejor prueba de que no somos una nación es la truculencia de nuestros congresistas, que no tienen el más mínimo sentido de unidad nacional.

Hablando de eso, ¿cómo le fue a su llamado a una coalición entre izquierda y derecha? Parece que muy pocas personas escucharon esa convocatoria.

A ver, a las conferencias que hace Construcción Civil hemos sido invitados varias veces, a través de Rudecindo Vega, mi amigo. Y en una de esas invitaciones me encontré con Nano Guerra García. Él había sido del Partido Socialista, de Bernales, de Marcial Rubio, allí lo conocí. Después cambió de ideología…

Radicalmente.

Sí, pero yo abrí las puertas. Dije: En este momento el Perú necesita del desprendimiento, del diálogo entre izquierda y derecha. Y pensé que él podía llevar ese diálogo.

¿Con el fujimorismo?

No para pactar, sino para darle una salida al país. Por ejemplo, un primer acuerdo, con todos, de izquierda y derecha: sistema de partidos políticos, con tres grandes partidos. Segundo, anemia cero. Tercero, defensa de la universidad. Y un gabinete de unidad nacional para darle salida al país. En el Perú no hay experiencia o cultura del acuerdo. La gente cree que el acuerdo es complicidad.

Doctor López Chau, usted hoy mismo es identificado como un personaje del centro a la izquierda, ¿en realidad cree que alguien de la derecha se sumaría a una convocatoria suya?

No, no. He propuesto que el Perú necesita tres grandes partidos. Una gran coalición de derecha, una gran coalición de centro y otra más de la izquierda. El centro se irá diluyendo.

Si no está diluido ya.

Claro. En ese momento ya estaríamos ante la alternancia. O llega la centroderecha o llega la centroizquierda, pero sin afectar los destinos históricos del país. Si llega un partido de derecha, el de izquierda estará en la oposición, pero sin afectar al país. Le dirá a la derecha: Señores, hay mucha anemia, tienen que distribuir. Y si la derecha es inteligente, debe escuchar.

La derecha hablando de la anemia. Tiene mucho optimismo usted.

Claro. Hay que hacerlo. Y si llegara un gobierno de la izquierda, los de la derecha dirán: Están repartiendo mucho, la inflación está subiendo. Esa alternancia le haría bien al país. Parece un sueño, ¿no?

Quijotesco, sí.

Pero realista. Yo le pongo el ejemplo de Uruguay, donde el Congreso le rindió honores a dos murallas. A Sanguinetti y a Mujica. Por qué no podemos tener eso. En la derecha hay gente inteligente, y en el centro hay gente muy honesta. Y en la izquierda también. La honestidad no es patrimonio de la derecha o la izquierda. A ver, ¿dónde está el Riva Agüero que necesita la derecha peruana? ¿Dónde está el Víctor Andrés Belaunde que necesita la derecha?

López-Chau se pregunta si Antauro Humala es el candidato que la derecha quiere como rival. Foto: Archivo La República.

Llevamos décadas preguntándoles eso.

Hay que ayudarlos a que se construyan. Si llega la izquierda, moralmente ellos tendrían que ayudarlos a que tengan una coalición democrática. Ahora tenemos un Congreso que hace legislación opresiva, que no libera, que aprisiona. Y así como estos hacen, para hacer trampa, para doblegar a la nación, para reprimir a la nación, un eventual gobierno sano debería decir: Necesitamos una derecha, pero democrática. ¿Y cómo se consigue eso? Con un militante un voto. No se puede construir un partido donde los militantes son pongos. Un militante debe saber que puede ser secretario general del partido o poder decir: “está equivocada señora secretaria general, señora presidenta, usted no es la dueña”. No hay dueños en los partidos.

¿Usted no será dueño de su partido?

No soy dueño. Primero que no tengo plata. Y segundo, en el comité ejecutivo la mayoría son jóvenes y de provincia, hay muy poco limeño.

Quienquiera que reemplace a la señora Boluarte tendrá que desmontar algunas de las trapacerías que va a dejar este Congreso y para eso va a necesitar una mayoría parlamentaria sólida. ¿Con una coalición electoral hay garantía de una bancada sólida? Se lo pregunto porque la historia del Perú está llena de alianzas electorales que al llegar al poder se diluyen.

Creo que se impone redactar claramente un programa, a la luz de la opinión pública, con varios firmantes. Y usted puede poner, en el caso de la centroizquierda, que se unen bajo un principio. Por ejemplo: división de poderes. Luego puedes separarte si quieres, pero sin afectar la división de poderes. Si no te pongo contra las cámaras, por lo que firmaste.

¿El candidato que canalice la indignación contra este Congreso tendrá ventajas en la campaña electoral?

Yo apuesto a que la mayoría del Perú se levante contra lo que se está haciendo, de todas las ideologías. Debería existir un grupo de derecha que haga lo que usted dice. ¿Por qué no existe un partido de derecha que se levante y diga “esto está mal, eso no se debe hacer, eso nos avergüenza”? Hay periodistas que lo están diciendo, ustedes mismos, el señor Tafur, que es un hombre de centro derecha que no se siente identificado con esto. Ninguna persona bien nacida se puede identificar con esa pocilga.

¿Cuál diría que es la reforma más nociva que ha aprobado este Congreso?

Creo que el deseo de cooptar, como en la época de Alberto Fujimori, todas las instituciones. Si hay un candidato, medianamente con posibilidades, buscarán cualquier pretexto para frenarlo. Ya lo hicieron, cuando hablaban de que la tercera reelección era la segunda.

La famosa interpretación auténtica.

Claro. Usted miraba la televisión y no existía el problema. Solo existía Alberto Fujimori en las pantallas, y telenovelas...

...Turcas.

(Se ríe) Eso se viene. Van a querer hacerlo. El cuento es el mismo. A este núcleo le interesa levantar a un candidato aparentemente radical, porque es al único al que podrían ganarle.

Antauro Humala.

Puede ser uno de ellos.

Pero dígalo.

Podría ser. Yo recuerdo mucho, y me voy a reservar los nombres, que cuando Ollanta postulaba, un amigo me decía: El pobre Ollanta cree que la levantada que tiene en periódicos como La Razón es gracias a su fortaleza, no sabe que hemos decidido levantarlo. Con lo que no contaban es que Ollanta iba a cambiar de hoja de ruta y allí no pudieron decirle nada. Pensaron que se iba a quedar anclado en su propuesta inicial. Y la jugada les salió mal. Es la misma jugada ahora. ¿Qué tanto Antauro termina siendo el candidato que necesita la extrema derecha o el fujimorismo? Por eso, cualquier otra expresión de candidato del centro no aparece. Y van a buscarle al rector de la UNI los tres pies al gato, porque aparece en las encuestas, sin que haga nada.

El rector de la UNI destaca la capacidad de lograr acuerdos del fundador del aprismo, Víctor Raúl Haya de la Torre. Foto: Archivo La República.

Cuando acogió a los estudiantes que vinieron a Lima a protestar contra la señora Boluarte, en enero de 2023, mucha gente destacó su gesto, pero también se ganó algunos enemigos.

Sí, claro.

¿Qué es lo peor que han dicho de usted?

Que soy comunista, que soy terruco, que soy caviar. Y yo les contesto: Yo soy chalaco. Además, soy chalaco del barrio obrero del frigorífico del Callao. Estudié en escuela fiscal y en la Gran Unidad Escolar 2 de Mayo del Callao, y en la Universidad del Callao. Y a quien me diga algo le respondo: ¿Tú sabes jugar Callao 5 rayas? Y si me responden “qué es eso”, les digo: No friegues.  

¿Y qué es?

Cubilete pues.

¿Siguen investigándolo por haber acogido a los estudiantes?

No, Sunedu mandó que se archive. No tienen nada. Me estaban haciendo un favor.

La última encuesta del IEP lo coloca a usted en el rubro otros, con 0,4% de intención de voto, un poquito más arriba que el señor Acuña y más abajo que el probable candidato que presente el Partido Aprista, ¿qué piensa de eso?

Que es bastante para mí, porque yo no hago nada.

Pero está viajando y conversando.

Yo no hago nada. Esta misma entrevista me sorprende. No soy candidato, pero eventualmente quiero ayudar a una coalición. Probablemente seré candidato de Ahora Nación por un hecho natural de evolución de las cosas. Mientras no pase eso, sigo siendo rector.

Usted se define como un socialista democrático.

Es importante que se aclare eso. La socialdemocracia nace en Alemania y se divide en dos vertientes. La vertiente comunista y la que se queda con la socialdemocracia. Esta última no renuncia al socialismo, sino que piensa que se accede a ella por la vía democrática. La socialdemocracia ha gobernado en Alemania, en alianza con la señora Merkel. Y está gobernando en España, pero no renuncia a su ideal. Es un socialismo democrático, que toma la herencia del liberalismo. Y lo toma porque Marx tomó lo mejor de la sociedad capitalista. Cuando a mí me preguntan, cuál es la esencia del socialismo, yo respondo: Lea a Isaías 65.

La cita bíblica, el llamado de Dios contra los paganos.

Isaías 65 dice: La fuerza es la unidad. El lobo pastará junto a la oveja. No habrá ser humano que no viva sus días. La armonía total. Ese sí es un sueño. Yo soy creyente y creo en ese sueño.

Un socialdemócrata que cita la biblia, cosa curiosa.

Por qué, hay muchos que somos cristianos.

Por cierto. Es un socialdemócrata que de joven marchó contra Velasco.

Sí, porque era aprista. Y eso era una dictadura para mí. Yo fui aprista de los 15 a los 19 años.

¿Por qué dejó el partido?

Porque no encontraba respuestas a mis preguntas. Por ejemplo, a mí me formaban diciendo que los comunistas no entendían la teoría del espacio-tiempo histórico. Engels decía que quien quisiera someter las leyes económicas, de Inglaterra a la Tierra del Fuego, solo conseguiría lugares comunes de la mayor vulgaridad. Eso, me decían, no lo entiende el comunista criollo. Pero cómo no lo iban a entender, si sonaba lógico. Pero yo quería saber más, de Engels, de esto y lo otro, y dije: Me voy a estudiar. Renuncié al partido, me quedé libre, y luego me junté con Alfonso Barrantes que también había sido aprista.

¿En el poco tiempo que estuvo en el Apra conoció a los actuales líderes del partido?

Íbamos a la casa de Haya de la Torre, a Villa Mercedes. Allí asistían Alan García, Carlos Roca, Vasquez Bazán, Jesús Guzmán Gallardo.

Los líderes del primer gobierno aprista.

Esos eran los cercanos. Yo salí con la promesa, y usé las palabras del líder, de que de mis labios jamás saldría ningún adjetivo, ninguna diatriba contra Haya de la Torre, y creo que lo he cumplido. Es más, no solo he cumplido, lo rescato. Lo mejor que hizo Haya de la Torre fue la Constitución del 79, que tiene un hermoso preámbulo, que es el máximo de unidad que ha conseguido el Perú. Esa Constitución es firmada por un socialcristiano de derecha: Roberto Ramírez del Villa, un socialcristiano de izquierda: Héctor Cornejo Chávez, un socialdemócrata aprista: Andrés Townsend, y por un marxista leninista: Jorge del Prado. ¿Quién consiguió esas firmas? Haya de la Torre. Es terrible que sus discípulos no hayan recuperado eso.

Sus enemigos…

Hay muchos...

Ahora más, supongo. Ellos dicen que fue amigo de Víctor Polay Campos. ¿Es real ese dato?

Sí, claro. Porque él era aprista.

En la época formativa.

Claro. Pertenecíamos a la JAP.

Ahora van a usar ese dato como arma arrojadiza.

Van a usar cualquier cosa. Y si van a decirlo, tendrían que dar el dato completo. No solo compartí con él en la JAP. Formamos Nueva Actitud, porque no estábamos de acuerdo con la alianza con Odría. Seguíamos, pero con la idea de que el maestro Haya de la Torre había sido rodeado por personas equivocadas. Allí lo conocí. También estaba Arístides Haya de la Torre, en esa JAP, él era el secretario y guardaba las actas. Y al mismo tiempo, Polay estudiaba en la Universidad del Callao, donde también estudié yo. Cuando yo salí del Apra, él y sus seguidores me gritaban: Rábano traidor. Y no había ido a ninguna parte. Pero así se castigaba en ese entonces. Pero mis amigos que me conocían, como Jesús Guzmán Gallardo, llegaron al Callao y dijeron: A López Chau no lo toquen.

Es interesante esa época, la actividad política en las aulas.

Todo era doctrinario, el debate. Era estupendo.

Hemos hablado durante toda la entrevista de la necesidad de hacer una coalición, de unir fuerzas, ¿qué pasaría si para el 2026 todo se agrava, todo se atomiza, todo está en las antípodas?

Hay un riesgo que los insensatos de la derecha no ven. Se creen vivos, pero la olla está a presión. Tengo temor de que explote de manera anárquica. El político tiene la obligación moral de dar cauce a las energías que pueden explotar en la cara de todos nosotros. Si no lo ven, la juventud va a pensar que no hay salida y pasar a la clandestinidad. “Eso es Sendero”, me dijo alguna vez Jaime Chincha. Y yo le dije que no. Así pasó con el Apra, que estuvo en la clandestinidad muchos años.

Pero ellos tenían una doctrina.

Claro, estaba Haya.