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La recuperación moral del poder, por Alfonso López Chau

“Una nación se torna eterna no por su raza ni ideología, sino por los valores que la preceden”.

La cultura de la corrupción y la degradación tiene que servirnos para no olvidar que la crisis moral de un pueblo ha sido percibida por la historia como una desgracia mucho más grave que las crisis políticas o económicas; más grave incluso que una derrota militar, porque casi siempre la antecede.

Cuando el pueblo y sus gobernantes están premunidos de una ética superior, se puede salir en corto tiempo de una derrota. De una crisis moral, no. Los modelos y programas económicos se pueden cambiar de un día para otro. Los hábitos, los patrones espirituales y los modelos mentales requieren de mucho tiempo antes de modificar las inercias del pasado y reconstruir la confianza y la credibilidad.

Para no olvidar que, en una crisis moral, todos somos responsables. Pero, como en la parábola de los talentos, unos son más responsables que otros. Son los líderes en general, son los gobernantes quienes tienen mayor responsabilidad, pues desde los tiempos bíblicos resulta evidente que lo que está permitido al soberano le está permitido también al súbdito: cada usurpación, cada traición, cada mentira, cada canallada de los gobernantes en el terreno público parecieran autorizar al individuo a una transgresión similar en su propio campo. Para no olvidar que cada perfidia política engendra una perfidia social. Líderes corruptos auspician seguidores corruptos; líderes prepotentes tendrán seguidores prepotentes. Que la mayor enfermedad que amenaza a un pueblo organizado es el debilitamiento gradual de las costumbres y el rebajamiento del espíritu.

Las naciones se tornan eternas, no por la raza ni la ideología; mucho menos por los modelos o programas. Se tornan eternas porque construyen su progreso sobre valores que ni la ciencia ni la producción ni la ideología pueden lograr por sí solas. Son los valores los que las preceden. Es la moral la que facilita el compromiso de las partes con el todo.