Luego de seis meses de ausencia, tras sucesivas licencias, la legisladora Digna Calle retornó al país para reincorporarse al Congreso. La congresista persiste en su postura a favor del adelanto de las elecciones y de que los parlamentarios tengan la opción de renunciar.
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—¿El motivo de su ausencia en el Congreso por más de ocho meses es político, económico o de otra índole?
—Política, porque el Congreso se ha puesto de espaldas al país. La gente pide que nos vayamos todos, que haya nuevas elecciones y que los congresistas puedan renunciar. Eso es lo que escucho cuando salgo en las semanas de representación. Sin embargo, presenté un proyecto para convocar a nuevas elecciones y después de un año lo archivaron.
—Usted afirma que fue una motivación política, pero durante su permanencia en los Estados Unidos se dedicó al negocio inmobiliario. ¿Ese es el origen de su fortuna?
—No tengo ningún negocio en los Estados Unidos.
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—¿Y los registros de compra y venta que aparecen en los registros de Florida?
—Lo que sucede es que mi familia vive en los Estados Unidos. Mi familia decidió vivir en ese país. Cuando uno de mis hijos eligió residir en Estados Unidos, compramos una vivienda. Luego se sumó un segundo hijo, por lo que tuvimos que adquirir una nueva vivienda para que vivan los dos. Y entonces se unió mi hija, su esposo, mis nietos, por lo que debimos comprar otra casa para que todos vivieran juntos. Las tres casas eran familiares.
—Sin embargo, como usted comprenderá, para la mayoría de los peruanos comprar tres casas en los Estados Unidos no es algo precisamente frecuente.
—Es que no lo hice de un solo golpe.
—¿Con qué fondos?
—Con fondos transferidos desde el Perú. Lo tengo todo bancarizado, a diferencia de otros.
—Si su negocio no es inmobiliario, ¿cuál es?
—Las casas fueron compradas con fondos que me prestó mi empresa. Compramos una casa, luego la vendimos, y con lo que se conseguía pagamos la siguiente, y así. Con mi esposo, desde hace 16 años, tenemos una empresa en el rubro de la salud. A diferencia de otros, tenemos los papeles en regla de todo. Usted sabe que en Estados Unidos son extremadamente rigurosos con los extranjeros que residen en ese país.
—¿Y ahora por qué ha regresado al Perú?
—Para rechazar esa narrativa perversa de mis colegas, que pretenden desacreditarme. Yo no voy a apelar a mi condición de mujer ni mucho menos de provinciana para victimizarme. Aquí lo que existe es una represalia porque me enfrenté al statu quo y por eso me han puesto la cruz, porque les quité una serie de gollerías a mis colegas congresistas.
—¿No volvió por temor a una investigación en el Congreso?
—Todo empezó desde que presenté el proyecto de ley ‘Nos vamos todos’ para el adelanto de elecciones. No me lo perdonaron. Ahora algunos de los congresistas dicen que mi licencia fue una “conchudez”. ¡Conchudez es aferrarse con uñas y dientes a sus curules cuando prácticamente el 100% de los peruanos nos quieren fuera!
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—¿Por eso sus colegas han presentado dos acusaciones constitucionales en su contra?
—No solo por eso. Cuando estuve en la segunda vicepresidencia de la Mesa Directiva, detecté anomalías que no las dejé pasar. Los congresistas pretendían un aumento de sueldo. Decían que su salario era muy bajo. Querían un aumento de más del 50%, y, cuando les dijo que no, empezó el bullying en mi contra. También pretendían, durante la presidencia de María del Carmen Alva, que se les pagara por la ampliación de la legislatura. Querían un bono por un monto cercano al sueldo mensual. También me opuse.
—¿Quiénes estaban entre los que reclamaban aumento de sueldo?
—En una Junta de Portavoces, el congresista Jorge Montoya, quien nunca me había dirigido la palabra, sorprendentemente se dirigió a mí y me dijo: “Señora vice, solamente falta su firma para su aprobación”. Le respondí: “¿Para qué, colega?”. “Para que nos aumenten el sueldo, porque tú sabes que lo que nos dan no alcanza para nada”, me contestó. Me atacan porque no acepté que mis colegas se aumenten más del 50% del sueldo.
—¿Se encontró con otras exigencias similares?
—Con la ‘agencia de viajes’ en que habían convertido al Congreso. Se iban a todas partes del mundo con el dinero de todos los peruanos. Conseguí que redujeran los viajes de cinco representantes a tres. Dejé a muchos congresistas con las maletas hechas. Todo esto no me lo perdonan ni me lo van a perdonar. Se están cobrando por eso, y lo seguirán haciendo.
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—¿Usted estuvo a favor del bono a los trabajadores del Congreso?
—Por supuesto que no. Yo tenía mucha suspicacia por el enorme interés de darle un bono a los trabajadores. Luego de que se aprobara cuando yo ya no estaba, escuché a un congresista que le preguntaba si le habían pagado el bono, porque quería su porcentaje.
—¿Por qué los mayores ataques provienen del fujimorismo?
—Porque fueron los más afectados por mis decisiones. Por ejemplo, la que más me atacó fue Rosangella Barbarán, justamente una de las congresistas que se quedaron con las maletas hechas después de que recortamos los viajes. Dice que soy la que más ausencias tiene. ¿Y los 500 días de su lideresa Keiko Fujimori cuando fue congresista? Respondió que fue por maternidad. Pero por esa causal son 180 días. ¿Cuántos embarazos tuvo la señora? Además, durante mi ausencia yo no cobré nada.
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—¿Qué hacía su esposo en el Congreso si no es servidor del mismo?
—Fue a reunirse con el presidente del partidogui (Podemos), el congresista José Luna Gálvez. Mi esposo pertenece al CEN (Comité Ejecutivo Nacional) del partido y actúa como enlace entre la bancada y el partido.
—¿Cuál es su percepción de la actual Junta Directiva?
—¿Ahora tenemos? Pues una alianza perversa entre la izquierda y la derecha. La derecha gritaba todos los días a los congresistas de izquierda: “¡Terroristas!, ¡terroristas!”. Y ahora tienen en la Mesa Directiva a uno de los que acusaban como “terrorista”. Ese es el resultado de una negociación bajo la mesa para subsistir hasta 2026, no hay otra explicación. Por eso vamos a insistir con el adelanto de las elecciones, porque yo tengo sangre en la cara. Yo no tengo en las manos la sangre de los peruanos que están contra el Gobierno y quieren que se vaya el Congreso.