¿Crisis? Deslizó esa posibilidad ante desatención a sus pedidos del ejecutivo. El primer vicepresidente se mostró desmoralizado por el maltrato que sufrió durante la semana por parte de miembros del gabinete. Jorge Loayza. Los calificativos de “vicepresidente de la oposición” y “traidor” de parte del canciller García Belaunde y la ministra Nidia Vílchez, respectivamente, fueron dos poderosos torpedos que debilitaron al recio vicealmirante ( r ) Luis Giampietri pese a ser un comando Foes preparado para afrontar las más duras condiciones de guerra. Por eso, cuando se presentó la mañana de ayer en Radioprogramas del Perú se sentía herido y no dudó en deslizar la posibilidad de renunciar a la vicepresidencia de la República. “¿Ha cruzado por su mente la posibilidad de presentar su renuncia a la vicepresidencia?”, preguntó Raúl Vargas y Giampietri respondió: “Aún no”. “¿De qué dependería que cambie?”, repreguntó Armando Canchaya. “No sé”, dijo escuetamente y sus palabras sonaron a un vicepresidente maltratado y desilusionado de su cargo. En la víspera del día de los enamorados y de la amistad parecía estar dispuesto a dar un portazo y largarse. Y cuando le interrogaron si la decisión de renuncia dependería de que sea o no recibido por el presidente Alan García, el vicealmirante respondió –casi con resignación– que el presidente está en su derecho de no recibirlo. “Yo actúo cuando el presidente no está, sigo siendo vicepresidente de la República, como congresista tengo también algunas funciones que hacer”, expresó. Giampietri no se va Ese sinsabor que dejó en el aire el vicealmirante obligó a que el premier Javier Velásquez Quesquén convocara a una conferencia de prensa en la tarde para descartar la posibilidad de renuncia de Giampietri e informar que se iba a reunir con él para ponerlo al tanto del avance de los estudios para mejorar los ingresos de policías y militares. “Acabo de hablar con él, vamos a tener una reunión como siempre la hemos tenido, muy cordial, y tengan la seguridad de que esa (su renuncia a la vicepresidencia) es una posibilidad remota o lejana”, dijo el premier. Pero además Velásquez Quesquén señaló que el incidente de los calificativos contra Giampietri estaba “absolutamente cerrado”. “Como lo dije ayer, si con una guerra de adjetivos se resolviera el problema, nos dedicaríamos mañana tarde y noche a agredirse verbalmente el uno al otro, ese no es el problema”, apuntó. Sin embargo, cuando se le preguntó cuándo el presidente García recibiría al vicepresidente Giampietri pues este se había quejado no lo atiende, Velásquez Quesquén calificó ese hecho como algo anecdótico y secundario a pesar de que el propio vicepresidente había salido a los medios de comunicación a quejarse por no ser atendido por el primer mandatario para ver el problema del bono militar y los ingresos del personal. Para Velásquez Quesquén lo que se debe resaltar es que la relación del Ejecutivo con el vicepresidente es “muy buena”. Lo que no precisó el premier es que no se puede generalizar pues no todo el Ejecutivo tiene una buena relación con el ahora debilitado vicepresidente. “Hay que ser responsables” El ministro del Interior, Octavio Salazar, estuvo a punto de disparar otro torpedo contra el vicepresidente Luis Giampietri, pero reaccionó rápido y sacó el dedo del gatillo. Es que Salazar pidió responsabilidad y dijo que con respuestas altisonantes no se “va a lograr absolutamente nada”. “Aquí hay que ser responsables porque el personal está a la expectativa y nos están mirando y apreciando lo que entre autoridades podemos estar diciéndonos y entonces eso no es una buena señal”. Asimismo, mostró su esperanza de que en las próximas horas se haga el anuncio de la propuesta del Ejecutivo respecto al incremento de remuneraciones de militares y policías. Indicó que trabaja sobre el tema con su colega de Defensa y la ministra de Economía Mercedes Aráoz. Dijo que una alternativa sería el bono de productividad.