
Bolivia, país vecino de Perú, fue calificado como "país fallido" por la presidenta Dina Boluarte durante su mensaje a la nación por Fiestas Patrias. Al respecto, especialistas en materia internacional afirmaron que el término correcto es "Estado fallido" y su concepto no aplica para Bolivia y tampoco para Cuba y Venezuela, naciones también mencionadas por la mandataria.
Lo dicho por Dina Boluarte es un comentario desatinado. Las relaciones internacionales deben basarse en el respeto mutuo y, si bien los países que menciona tienen problemas muy serios, el Perú no está en condiciones de levantar el dedo acusador a nadie. El Perú no tiene por qué ver a Bolivia sobre el hombro porque también tiene fallas. Por mencionar algunos aspectos, Bolivia no ha tenido siete presidentes en siete años, por ejemplo. El presidente Luis Arce tiene 15% de aprobación, pero Dina Boluarte tiene 2%. El Congreso peruano es la institución más repudiada de América Latina, a diferencia del Congreso Boliviano.
Sobre el impacto, no creo que Bolivia tome alguna decisión que afecte la relación bilateral porque es un Estado muy débil. El Perú también pasa por una situación precaria. Entonces, ¿para qué agitar las aguas de una manera innecesaria? Si se imponen sanciones, sería contraproducente para ambos países.
Externamente, la imagen del país está tan deteriorada que esto (la frase de Dina Boluarte) es insignificante en comparación con lo que ha sucedido antes. Una raya más al tigre. Aún así, se trata de un país hermano y corresponde pedir disculpas por el término erróneo, pero no creo que eso suceda.
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Perú y Bolivia tienen relaciones históricas muy fuertes y profundas, empezando por el hecho de que combatió junto a Perú en la guerra con Chile, que es una de las experiencias traumáticas más grandes que ha tenido nuestro país en su época republicana. En tercer lugar, es un país fronterizo.
La señora Dina Boluarte no ha entendido el impacto que generan sus palabras en los demás países. Un acto así, tan ofensivo y vergonzoso para otro país, aísla al Perú internacionalmente. Lo ha dicho todavía en un mensaje a la Nación.
Considero que estas palabras o estas frases no han sido escritas por la Cancillería porque el Ministerio siempre es muy cuidadoso en los términos y en las palabras que le va a poner en la boca a la presidenta. Se trata de un hecho sin sentido de cálculo ni del impacto que iban a tener en la población no solamente peruana, no solamente venezolana, cubana y boliviana especialmente, sino en América Latina porque lo que está haciendo es romper con la hermandad latinoamericana. Si Perú está calificando con esta terminología tan ofensiva a estos países, ¿cómo va a ir después a Europa o Asia a hablar de qué? La señora cuando va al extranjero no va solamente a hablar de Perú, sino también de América Latina. ¿Con qué cara va a enfrentar al periodismo de otros países como Japón o Indonesia que es a donde ella pretende viajar? Eso es verdaderamente sorprendente.
Según el artículo 118, el mensaje por Fiestas Patrias tiene que tener el aval del Consejo de Ministros. El documento inicial y oficial no incluye una alusión ni a Cuba, ni a Venezuela y menos a Bolivia. Eso es algo que Dina Boluarte agrega. Yo imagino que en el calor de la protesta, cuando ella alude a la protesta y se enciende y los llama traidores a la patria, que tampoco estaba en el discurso y luego agrega esta frase.
Lo menciono porque es importante identificar que aquí la única responsable de este impase político es la presidenta. Las expresiones de un jefe de Estado tienen consecuencias políticas, diplomáticas e incluso comerciales, económicas.
El canciller lo único que ha hecho es justificar lo dicho por Boluarte y todavía decir que se ha sacado de contexto cuando no ha sido así. No ha dicho cómo bajará la tensión que existe ahora, no solo en el ámbito diplomático, sino en el humor de la gente en Bolivia, digamos. Se retrocede en unas relaciones bilaterales que ya están dañadas. Recordemos, por supuesto, que el intento fallido de golpe de Estado de Pedro Castillo y la designación de Dina Boluarte, Bolivia decidió, digamos, no reconocer en ese momento a la mandataria y retiró a su embajador.
Yo no creo que el reciente comentario de la presidenta Dina Boluarte tenga un impacto positivo en nuestras relaciones internacionales. Desde un inicio, su gestión no fue bien recibida por algunos países de la región, y aunque eso cambió en ciertos aspectos, la relación con Bolivia no ha logrado mejorar ni avanzar significativamente.
Yo espero que esto pueda resolverse a través de los canales diplomáticos, pero no creo que ayude en nada a mejorar los vínculos bilaterales. Al contrario, es muy probable que esto profundice aún más la desconfianza y el distanciamiento. Sobre Cuba y Venezuela, la situación es distinta. Para el actual gobierno peruano, la relación con estos países no parece ser una prioridad, ni tampoco lo es para ellos. Por eso no considero que el comentario vaya a tener mayores consecuencias en esos frentes.
Lo más preocupante es cómo se ve esto desde afuera. Un presidente que lanza calificativos como “Estado fallido” hacia otro país de la región, especialmente siendo un país vecino, daña la imagen internacional del Perú. Además, se percibe como una declaración fuera de lugar, poco diplomática, y basada en un uso incorrecto del término. En el ámbito académico, un Estado fallido tiene características muy específicas, que no se aplican a países como Bolivia.

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