El miércoles 7 de febrero, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), una de las instituciones académicas que más ha pensado los problemas del Perú, que más ha indagado por el poder, por las transformaciones de nuestra política, economía y sociedad, y que ha difundido numerosos libros sobre nuestra realidad, entre ellos, varios títulos sin los cuales sería difícil entender a la nación, cumplió 60 años desde su creación.
Seis décadas de tenaz presencia académica, de reflexión sobre la democracia, las desigualdades, el Estado, las clases sociales, la diversidad cultural. Desde sus inicios, el IEP congregó a estudiosos de la talla del fundador José Matos Mar, de uno de los investigadores fundamentales Julio Cotler, de la notable María Rostworowski, además de vincular a su espacio nada menos que a José María Arguedas, Jorge Bravo Bresani, Alberto Escobar, John Murra, Augusto y Sebastián Salazar Bondy, Luis E. Valcárcel.
Todos y cada uno de los científicos sociales que acudieron al llamado del IEP dieron grandes contribuciones al país, como el querido y recordado Carlos Iván Degregori.
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“La contribución del IEP a las ciencias sociales peruanas ha sido fundamental. Primero, porque puso en la agenda de investigación y debate asuntos que tienen que ver con problemas históricos y permanentes de la sociedad peruana. De allí surge la famosa serie Perú problema, que no solo es una mirada académica a los asuntos peruanos sino también una mirada política”, dice Natalia González, directora general del IEP.
Y agrega: “En segundo lugar, el IEP ha contribuido con una forma de hacer academia desde diferentes enfoques, convocando a una comunidad de investigadores con ideas diferentes, disciplinas diferentes, visiones políticas diferentes, pero que a lo largo de estos 60 años han mostrado que es posible construir conocimientos desde estas diferencias… Son investigadores de distintas disciplinas, distintas generaciones, distintos orígenes. Una comunidad científica donde el respeto al trabajo y a las ideas diferentes han sido fundamentales en el desarrollo de nuestra producción académica”.
Otros nombres figuran en la investigación y análisis en el IEP como Romeo Grompone, Carlos Contreras, Marcos Cueto, Jaime Urrutia, Cecilia Blondet, María Isabel Remy, Martín Tanaka, Ramón Pajuelo, Carolina Trivelli, Antonio Zapata, Natalia González, Ricardo Cuenca, Patricia Zárate, Francesca Ucelli, Raúl Asensio y más.
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En seis décadas, el IEP ha producido libros que se han convertido en clásicos de los estudios sociales. Como Desborde popular y crisis del Estado (1984), de José Matos Mar; Historia del Tahuantinsuyu (1988), de María Rostworowski; Clases, estado y nación (1982), de Julio Cotler. Libros-guías. Ejemplos de la trascendencia del IEP.
Con sus investigaciones, varias generaciones de peruanos han incursionado en los estudios de la realidad nacional. “Creo que un sello del IEP, antes y ahora, es que siempre hemos pensado el país a través de las investigaciones que hacemos”, refiere Francesca Ucelli, investigadora principal del IEP.
“Este es un espacio donde no solo se comparte conocimiento sino también se permite debatir ese conocimiento”, comenta Johanna Yancari, también investigadora principal.
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“A partir de esta molestia con la desigualdad, con la pobreza, con la marginación en el Perú creo que el IEP ha tratado siempre de encontrar maneras de entender, investigar y también proveer soluciones a problemas que son de hace muchas décadas, que no son recientes”, añade Alvaro Grompone, investigador del IEP.
El politólogo Paolo Sosa destaca la importancia de las Mesas Verdes del IEP, donde hay valiosos debates. “Lo que hace la Mesa Verde es demandar una mirada crítica. Quien viene a presentar algo a una Mesa Verde sabe que no está viniendo a que lo aplaudan sino a que le hagan comentarios, cuestionamientos, preguntas, que incluso en algunos casos pueden llevarte a reestructurar completamente tu proyecto de investigación. Todo eso dentro de un marco de respeto y entendimiento”.
El IEP celebra los 60 a su manera. Con eventos académicos todo el año (ver recuadro aparte). Vale destacar lo que dice el historiador José Ragas: “El IEP se ha convertido en uno de los espacios más importantes de reflexión y crítica sobre el país”. Y lo ha logrado “con sus investigadores, sus publicaciones y la interacción con la sociedad civil y especialistas”.
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