Violeta Bermúdez es la primera premier feminista en la historia de nuestro país. Nació el 12 de agosto de 1961. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), tiene una maestría en Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y es especialista en temas de género.
Desde los inicios de su carrera como jurista defendió los derechos de las mujeres y poblaciones vulnerables. En la década de los 90, fue coordinadora del Movimiento Manuela Ramos, organización feminista, y patrocinó a Susana Higuchi, quien entonces buscaba divorciarse del dictador Alberto Fujimori.
Además, fue coordinadora de Derechos Humanos para USAID-Perú, una agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional que tiene sede en Perú.
Cuando retornó la democracia, fue viceministra de la Mujer en el 2002, durante el gobierno de Alejandro Toledo. Al año siguiente, asumió el cargo de jefa del gabinete de asesores de la entonces primera ministra Beatriz Merino. Diez años después dirigió el programa ProDescentralización de USAID en la Amazonía.
Fue coordinadora de Derechos Humanos de la Agenda de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y viceministra de la Mujer en el año 2002, cuando Alejandro Toledo era presidente.
Bermúdez ha escrito el libro Género y poder, en el que explica cómo la sociedad no ha permitido ni incentivado la participación de las mujeres en la vida política.
Esta postura la llevó a respaldar una de las reformas políticas más importantes de esta década: la paridad y alternancia.
En su tesis para optar el grado académico de Derecho Constitucional en la PUCP, abordó este tema. Su investigación se tituló “La paridad como medida necesaria para la participación política de las mujeres en condiciones de igualdad”.
El 18 de julio del 2019, cuando el fujimorismo y sus aliados querían bloquear esta reforma desde la Comisión de Constitución del Congreso, Bermúdez asistió a exponer su punto de vista como jurista experta en enfoque de género y refutó los argumentos de quienes se oponían a la paridad.
“Es evidente que se requieren medidas más efectivas. La paridad es una medida constitucional que puede impulsar el logro de la igualdad en la representación política para el Bicentenario”, enfatizó.
Ese año, el Parlamento aprobó que recién para las elecciones del 2031 los partidos políticos estén obligados a tener en su lista de candidatos, como mínimo, a 50% de mujeres postulantes.
En el actual Legislativo, Bermúdez volvió a ser citada a la Comisión de Constitución para exponer sobre la necesidad de que la paridad se alcance en todo su esplendor en las elecciones generales del 2021.
“No estamos discutiendo ni de hormonas ni de neuronas, estamos discutiendo de derechos de todas las personas”, manifestó refutando la intervención del abogado Natale Amprimo, quien había opinado de forma contraria a tal reforma.
Cuando se discutía la eliminación del voto preferencial, el presidente Francisco Sagasti, entonces vocero del Partido Morado, y la ahora premier Bermúdez apoyaban que se elimine esta modalidad de elección para que la paridad tenga el efecto adecuado. Sin embargo, los congresistas de las demás bancadas hicieron caso omiso.
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