Después de haber sido velado en el palacio Torre Tagle, el ataúd con los restos del embajador Javier Pérez de Cuéllar fueron trasladados a la antigua basílica de San Pedro, donde se realizó una misa de cuerpo presente. Hora y media después, el féretro cubierto con el pabellón nacional ingresó en el cementerio Presbítero Maestro.
En una ceremonia muy sentida, autoridades, familiares, amigos, allegados y exintegrantes de la misión peruana para las Naciones Unidas le rindieron honores al dos veces secretario general de la ONU.
El canciller Gustavo Meza Cuadra, a nombre del presidente Martín Vizcarra, recordó su trayectoria y destacó la importancia de su legado, así como su contribución a la democracia en el país como premier y canciller en el gobierno del presidente Valentín Paniagua.
Dijo que por eso se está dando el nombre de Javier Pérez de Cuéllar a una sala en el patio principal del palacio Torre Tagle. Ahí se conservarán con carácter permanente sus retratos y condecoraciones.
“Pero más importante que eso es que su espíritu y su legado permanecerán, viven y moran ya en Torre Tagle”, anotó.
Y aludiendo a Jorge Basadre, quien se refería a la serenidad de las personas justas, el canciller Gustavo Meza Cuadra manifestó que Javier Pérez de Cuéllar puede ser definido en estos términos, como un hombre excepcionalmente justo y sereno.
"A eso responden su sencillez e integridad, su capacidad y eficacia para la diplomacia, la negociación y los asuntos de Estado", acotó.
Tras señalar que el Perú y el mundo están de duelo, el canciller agradeció el sentido del deber con que el embajador sirvió al país y a la humanidad.
“Muchísimas gracias, embajador Javier Pérez de Cuéllar. Que su buena estrella permanezca siempre con todos nosotros”, concluyó.
Luego intervino Francisco Pérez de Cuéllar en representación de la familia. Con voz quebrada, dijo que su padre tomó la decisión de pasar los últimos años de vida en su país y que ese amor por el Perú se lo inculcó a él y a su hermana.
"Lo dejó como legado para que seamos nosotros los que tuviéramos la responsabilidad de transmitir a nuestros hijos esos mismos valores", precisó el hijo del difunto embajador.
Acto seguido, se dio el toque de silencio por parte de un miembro de las Fuerzas Armadas. Luego, el ataúd fue conducido al mausoleo de la familia.
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Exintegrantes de la misión peruana para las Naciones Unidas retiraron el pabellón nacional. Antes de que el féretro descienda a la hornacina, los familiares depositaron rosas blancas sobre este. Luego lo hicieron los amigos y allegados.