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Voces de la Amazonía

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Voces de la Amazonía

Escribe: Ze Everaldo Vicentello García. Afroperuano, Filósofo Social y Educador Comunitario, miembro de la Red Latinoamericana de Planificación Participativa Pastoral y del equipo de Escuela para el Desarrollo.

Definitivamente el tiempo queda corto cuando hay tanto que compartir, tanto que decir, tanto que sale de dentro de quienes están dando la vida por la Amazonía, por las tierras que cohabitan con la fauna y la flora, en el ecosistema al que pertenecen y en el que han decidido seguir compartiendo la vida.

Efectivamente en la revista Science Advances, el investigador estadounidense Thomas Lovejoy y el brasileño Carlos Nobre aseguran que la deforestación de la Amazonía ha alcanzado cerca del 17% de su vegetación en los últimos 50 años, y que el límite del 20% sería un gran peligro. La Amazonía se está acercando peligrosamente a un punto de “no retorno” al que se llegaría si la deforestación supera el 20% de su área original. Y claro los factores como el cambio climático, y el uso generalizado del fuego agravan esta situación que afecta no sólo los derechos de la madre Amazonía, sino a todos los de sus hijos e hijas que la cohabitan, en las grandes y pequeñas ciudades, así como en sus comunidades nativas, extendidas por toda la Pan-Amazonía.

En este contexto nos reunimos cerca de 160 delegados y delegadas de las diversas regiones amazónico-andinas del Perú, así como representantes de organizaciones que acompañamos diferentes procesos en la Amazonía, todos inaugurando la Primera Reunión Nacional del Foro Social Panamazónico (FOSPA) en Perú, que se realizó el 26 y 27 de Octubre del 2018.

Una mesa inaugural y una mesa sobre realidad nacional y Amazonía fueron los ejes de los primeros debates plenarios; luego abordamos la crisis institucional del país, producto de la corrupción, resaltando los discursos y propuestas de reformas oficiales, en los que la Amazonía y sus pueblos no están implicados. Luego se enfatizó en el apoyo a la lucha de las mujeres por terminar con todas las desigualdades que las afectan y la necesidad urgente de repensar la educación comunitaria intercultural, especialmente por parte de los/as jóvenes, para que así el “territorio mental” no permita que en un par de generaciones se pierda el territorio geográfico.

Este fue el inicio de una rica reflexión compartida que luego continuó en seis grupos de trabajo: Derechos de las Mujeres. Educación Comunitaria. Territorio y autonomía. Cambio climático. Alternativas al modelo. Soberanía alimentaria.

Notable participación de comunidades ancestrales: Awajún, Wampís, Cucamas, Shipibo Conibo, Quechua lamistas, Asháninka, entre otros; así como especialmente numerosa y protagónica fue la participación de mujeres y jóvenes.

Así pues, la coincidencia es que un joven shipibo conibo inició el encuentro a ritmo de Hip Hop y otro joven shipibo conibo, estudiante de la Universidad Privada Cayetano Heredia quien tomando la palabra en medio de la Asamblea nos recordaba el compromiso que tenemos con quienes cohabitamos. Algo está pasando entre nosotros, que quizá no estamos mirando el mundo desde el discernimiento de los jóvenes, y creo que ahí está la clave.

En mi caso, como miembro del Colectivo Nacional de Educación comunitaria, tuve la oportunidad de acompañar la reflexión de más de 20 jóvenes venidos de diferentes regiones de la Amazonía para compartir experiencias, sueños y temores desde sus procesos de educación comunitaria intercultural. Había en su mayoría jóvenes estudiantes de educación del IES Pedagógico Público “Tarapoto” y de la Universidad Privada Cayetano Heredia. Y me encontré con su reflexión crítica sobre la realidad de los procesos educativos y la dimensión comunitaria intercultural en la escuela y fuera de ella; y ese entusiasmo apasionado y comprometido con la transformación que se expresó en las conclusiones que presentaron en el Plenario Final:

  • Promover intensivamente la valoración de las culturas y la identidad de los pueblos indígenas y no indígenas.
  • Rescatar y valorar costumbres y saberes ancestrales de los pueblos amazónicos que afirmen su identidad cultural en los distintos espacios de la vida.
  • Las instituciones educativas deben trabajar con los actores sociales y políticos de las comunidades y de la localidad para fortalecer la educación comunitaria intercultural
  • Exigir capacitación permanente de los docentes en educación comunitaria intercultural
  • Contribuir y exigir cambios en la currículo de las instituciones educativas para que exprese mejor nuestra realidad como pueblos y de acuerdo a nuestras expectativas y necesidades

Definitivamente, como afirmó ese joven de la UPCH: “la educación nace de la familia, en la comunidad, está en la escuela y en las instituciones… está en valorar nuestras costumbres… está en la lucha por nuestra autonomía, para no dejarnos aplastar por las autoridades que nos gobiernan desde arriba, nuestro territorio es importante, es fundamental, en él sembramos nuestros alimentos, ahí construimos nuestro techo donde vivir, nosotros los pueblos indígenas, los pueblos originarios sufrimos cómo las grandes empresas usan nuestro territorio como un objeto, cuando para nosotros es un sujeto”.

Al finalizar y a corta distancia de este evento, me pregunto: ¿Será que estamos acompañando estos procesos de discernimiento y transformación que los jóvenes de la Amazonía, nativos y mestizos, emprenden?

Ha sido como si nuevamente escuchara las palabras que nuestros hermanos nativos dirigieran a Francisco en Puerto Maldonado: “No queremos que borren nuestras tradiciones, nuestras lenguas, no queremos olvidarnos de nuestra sabiduría ancestral. Queremos que nuestros hijas e hijas se eduquen y no sean discriminados como nosotros”

Desde mi compromiso cristiano creo que necesitamos escucharles, despojados de nuestros escudos occidentalizados, en-cementados y neo coloniales; sí, necesitamos escuchar a nuestra madre Amazonía y a cada uno de sus hijos e hijas, todos y todas con su voz, con sus sueños y esperanzas; con sus angustias y sus tristezas; sumarnos a su lucha contra la corrupción y defender su esperanza en todos los países de la Pan-Amazonía, comprometernos con ellos en defender sus territorios y su voz en favor de todos y todas como país; debemos romper el paradigma histórico que considera la Amazonía como una despensa inagotable. Es indispensable que en nuestra reflexión crítica desde la fe consideremos el criterio de comunalidad con la Amazonía, ahí está nuestra transformación.