Aprovechando las necesidades de la población nativa, los mineros ilegales han convencido a algunas familias pagándoles un porcentaje de lo que cuesta el gramo de oro: 10% para la familia dueña de la tierra, 10% para la comunidad y 5% para el trabajador. Ante el temor de que la zona termine deforestada como Madre de Dios, los indígenas exigen la inmediata intervención de las autoridades respectivas.,En un memorial dirigido a la Presidencia del Consejo de Ministros, a los ministros del Interior y Cultura, así como a la Fiscalía de Prevención de Delitos y a la Fiscalía Ambiental de Bagua, la población nativa del distrito de El Cenepa, región Amazonas, manifiesta que personas extrañas ingresaron a la comunidad de Aimtam y Kayamas y negociaron con algunos comuneros que tienen tierras en la ribera del río Cenepa. PUEDES VER: Junta de Fiscales acordó separar a Tomás Gálvez del 'Caso Cócteles' Les dijeron que les iban a pagar en efectivo para que resuelvan sus necesidades básicas como educación, salud, alimentación y vestimenta, ya que el Estado y la municipalidad los han abandonado. Una vez que los convencieron, inmediatamente instalaron 16 dragas que trabajan día y noche, ocasionando un gran ruido. Los nativos señalan que los apash (no indígenas) utilizan mercurio para seleccionar el oro y el resto lo arrojan al río Cenepa. Además, han empezado a deforestar las orillas de este afluente. La presidenta de la Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa (Odecofroc), Augostina Mayán, informó que los mineros ilegales están pagando un porcentaje de lo que cuesta el gramo de oro: 10% para la familia dueña de la tierra que ocupan, 10% para la comunidad y 5% para el comunero que trabaja bajo las órdenes del minero ilegal. Refirió que las familias que negociaron con los dueños de las dragas han informado a la organización indígena que un gramo de oro cuesta 103 soles, y que al día obtienen entre 40 y 180 gramos de este metal. Otro dato que recibió Odecofroc es que la persona que compra el oro es Luis Cotrina. Y quien vende gasolina, petróleo y hasta mercurio a los mineros ilegales es Bernardo Chávez, un técnico en enfermería que trabaja en la red de salud de Huampami, y es dueño de un grifo en esta localidad. Augostina Mayán dijo que la población ya quiere intervenir para desalojar a los apash. “Incluso los reservistas están dispuestos a incendiar sus campamentos y sus dragas, pero como organización indígena preferimos tratar este hecho con las autoridades. A ellos les pedimos urgente interdicción”, precisó. También lamentó que la denuncia interpuesta por la comunidad de Kayamas contra los mineros ilegales ante la Fiscalía Ambiental de Bagua Chica no haya prosperado. Esto, debido a que los denunciados no hicieron caso a la citación fiscal. “Si siguen ingresando más dragas, el río Cenepa está camino a convertirse en un lugar como Madre de Dios”, alertó.