A nadie le gusta ver a sus enemigos políticos entendiéndose con el gobierno. Pero es claro que sin una política de entendimientos Martín Vizcarra podría seguir la suerte de su antecesor.,En estas dos semanas las principales críticas que recibe el gobierno son por algunos de los nombramientos ministeriales. Los críticos más calmados los entienden como descuidos, los más furiosos los tratan como pactos políticos. Los primeros prefieren esperar algunos resultados, los segundos ya no esperan nada del flamante gobierno. A nadie le gusta ver a sus enemigos políticos entendiéndose con el gobierno. Pero es claro que sin una política de entendimientos Martín Vizcarra podría seguir la suerte de su antecesor. Más aun, es probable que el ingreso (¿la resignación?) a esa política haya sido previo a su aceptación del encargo presidencial. Por momentos se olvida que los actores parlamentarios de estos acuerdos no escritos también hacen concesiones al Ejecutivo y, en cierto modo, a sus otros rivales políticos. Un clima de entendimiento es necesariamente una situación de tolerancia limitada entre todas las partes. Que es lo que se ha recuperado el pasado marzo. Fuerza Popular ha obtenido la victoria simbólica del defenestramiento de Pedro Pablo Kuczynski, pero al precio de tener que apoyar a un Ejecutivo que, con un par de excepciones, sería desencaminado llamar fujimorista. Después de todo había mucho más ministros cercanos al fujimorismo en los gabinetes de PPK que en el de César Villanueva. La izquierda parlamentaria puede jactarse de haber sido una activa socia menor en la caída de PPK, en lo que fue una coincidencia política con todas sus letras. Como viene sucediendo desde tiempos de Alejandro Toledo, hay en este gabinete figuras que vienen de la izquierda, para furia de algunos otros sectores. Los partidos con menos representación deben reconocer que se ha abierto algo el juego gobierno-FP-izquierda que estaba vigente desde el 2016. Un juego más abierto significa un fructífero mercado de acuerdos menores, de los dos lados de la mesa. Es el caso de APP, por donde pasó Villanueva antes de volver a la PCM. El verdadero tema de los acuerdos políticos no es aparecer juntos en la foto, sino los objetivos para los cuales se llega a esos acuerdos. Esos objetivos no han aparecido todavía, más allá del común deseo de que las aguas se calmen. Quienes no quieren esto último seguirán con sus críticas, y sus esperanzas de elecciones adelantadas.