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Opinión

Estado autoinmune: cuando quienes nos deben proteger nos atacan, por Percy Mayta-Tristán

Nuestro propio sistema de seguridad ya no solo es laxo contra el crimen, sino que lo promueve o es parte de él.

larepublica.pe
PERCY

El cuerpo humano es fascinante, tiene múltiples mecanismos de defensa que responden cuando nos infecta un virus, una bacteria o un parásito, así mismo para controlar el crecimiento de un cáncer. De ello se encarga nuestro sistema inmunitario que tiene la capacidad de reconocer patógenos y atacarlos, pero además de recordarlos y organizarse para cuando vuelvan a infectarnos.

Popularmente decimos que tenemos las “defensas bajas” cuando tenemos infecciones a repetición, y esto suele ser causado por aquellas condiciones que reducen nuestra respuesta inmunitaria como puede ser el estrés, una inadecuada alimentación o falta de sueño por ejemplo.

Cuando nuestro sistema inmunitario en vez de atacar a los agentes patógenos ataca a nuestro propio cuerpo se producen las enfermedades autoinmunes, como el lupus, la artritis reumatoide, el vitíligo, entre otras.

Si llevamos esto a nivel macro, vemos que el Estado en su conjunto debería buscar el bien común de sus ciudadanos y establecer el marco normativo para ello y tener instituciones dedicadas a salvaguardar nuestra seguridad.

La corrupción en sus diferentes niveles actuaría como una condición de “defensas bajas” donde el Estado no logra cumplir sus funciones de seguridad porque sus mecanismos de defensa (sistema judicial y servicio policial, por ejemplo) han sido debilitados para perseguir la delincuencia.

Pero tener un “Estado autoinmune” es algo mucho más grave, es decir, nuestro propio sistema de seguridad ya no solo es laxo contra el crimen, sino que lo promueve o es parte de él. Vemos hoy como la ley 32108 promovida por el Congreso y promulgada por el Ejecutivo el 9 de agosto, reduce la capacidad del Estado contra el crimen organizado, y vemos hoy que tiene consecuencias rápidas y directas sobre el bienestar de los ciudadanos.

Un reporte de Abby Ardiles encuentra que las víctimas por sicariato en Lima pasaron de un promedio de 43 homicidios mensuales entre enero y junio de este año a 67 en agosto, es decir, un incremento de más del 50%, y se espera que los datos de septiembre sean aún peores.

Más de 3 mil bodegas han cerrado y 9 mil bodegueros refieren ser extorsionados en Lima, los transportistas públicos hicieron un paro para pedir al Gobierno que haga algo porque los extorsionadores los están matando.

No hay reflexión de parte de quienes han causado esto, y más bien vienen proponiendo nuevas leyes para mantenerse como una enfermedad autoinmune crónica e irreversible.

Tener un “Estado autoinmune” es nocivo para todos los ciudadanos porque no hay bienestar posible en un escenario de inseguridad continua. Lo primero es derogar la “ley prodelincuencia” 32108 y luego las otras que favorecen a otras economías criminales e ilegales.

Por ahora, mucho será paliativo hasta que pueda renovarse a quienes hoy gobiernan en forma lesiva a los intereses ciudadanos.