¿Hemos visto a un Rafael López Aliaga madrugador? ¿O es que solo su colega loretano lo lanzó desde un entusiasmo de tabladillo? En cualquier caso, se ha retirado volando de esa idea amazónica, con lo cual ya no sería candidato al 2026, hasta nuevo aviso.
La candidatura molestó a tres de sus congresistas, que renunciaron por no estar siendo tomados en cuenta. Dejan el partido pero no la bancada. La partida a medias incluye la sospecha de que no iban a figurar muy arriba en la próxima lista parlamentaria.
No es el primer lío interno que sale a la luz en Renovación Popular, pero algo está cambiando. El triunfador de la campaña municipal pasada se ha convertido en el alcalde limeño que no da pie con bola, lo cual no augura bien para su candidatura presidencial.
¿Qué chances tiene su candidatura? No muchas. Su plaza fuerte del 2021 fue Lima, donde ahora está su descrédito. Su novedad como el inocente Porky se ha desgastado. Ahora es solo el pícaro RLA. Está cada vez más cercado por promesas incumplidas y gestos políticos inconducentes.
En el 2021 tenía la ventaja de ser la otra derecha, la alternativa aparentemente eficientista disponible para quienes no querían votar por Keiko Fujimori. No es la imagen que proyecta ahora. Cada día se le ve más como un chambón administrativo y un charlatán político.
Seguirá siendo una alternativa menor al fujimorismo en la derecha, pero en eso tendrá competencia, en partidos como APP de César Acuña o Libertad Popular. Lo que más le va a pesar es ser alcalde de Lima, una plataforma que nunca ha conducido a nadie a Palacio de Gobierno.
Los tres congresistas renunciantes han quedado en una semiorfandad. Si no se reconcilian con López Aliaga, los espera una travesía del desierto. ¿Quién los podrá acoger? Quizás hay tiempo para que aparezca una extrema derecha local, aupada a un partido de alquiler, con Javier Montoya de candidato al 2026.
Algo nos dice que veremos más paseos del alcalde de Lima a las regiones. Quizás le falten fuerzas para atajar a todos los que van a proclamarlo candidato. Pero hay que pensar en el partido y los congresistas, que también quieren conocer las rutas del Perú.