Un 12 de mayo de 1551 se fundó la Real Universidad de la Ciudad de los Reyes, hoy conocida como Universidad Nacional Mayor de San Marcos, hace 473 años. Se autorizó mediante una real cédula de Carlos V y la reina Juana I. Se trataba de la primera universidad establecida en la región y que se mantiene en funcionamiento hasta nuestros días, por lo que se le conoce también como la Decana de América.
Originalmente, sus fines eran de difusión de la religión católica y de la fidelidad al rey, por lo que sus cursos eran vinculados a la Iglesia y a la Corona. Paulatinamente, el anticlericalismo fue cobrando fuerza y con el paso de los siglos y la integración de San Fernando, centro de formación médica, fue ampliando su carácter científico y humanístico que hoy la definen. También fue esencial para la discusión del pensamiento libertario y de las ideas independentistas, en momentos tan trascendentales para la forja de la nueva nación.
El carácter público de su actividad educativa y los requerimientos de un Estado en formación pusieron a San Marcos al servicio de las nuevas necesidades que demandaba la consolidación de la nueva República.
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Los tiempos actuales han convertido a San Marcos en un importante faro de pensamiento y de proyección universitaria hacia la realidad nacional, además de haber sido el espacio obligado por el que transitaron y transitan célebres peruanos.
San Marcos acoge en sus aulas a estudiantes de diferentes regiones del país y de distintos niveles socioeconómicos, lo que la convierte en un espacio de encuentro y entendimiento del Perú moderno. La defensa de su carácter público y de la gratuidad de la enseñanza, así como de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra y la libertad de pensamiento, tienen en San Marcos a su máximo representante. Es una lástima que las autoridades actuales no tengan la calidad intelectual y moral de antecesores que le dieron brillo al centro de estudios y participación democrática en horas complicadas para el Perú.
Son 473 años de vigencia de la UNMSM que hay que saludar y reconocer. Larga vida a la universidad y a sus profesores y estudiantes que tienen el enorme privilegio de proyectarse hacia el futuro, con el conocimiento logrado en sus aulas.