En el Día de las Madres

Hoy más que nunca hay que dejar de lado los estereotipos y los roles tradicionales.

El Día de la Madre es, sin duda, una celebración convocante, que agrupa y cohesiona, como las Navidades o el Año Nuevo. Se movilizan miles de personas rumbo a los hogares de sus progenitoras, también hay visitas masivas a los cementerios. En los planteles educativos se realizan ceremonias y se multiplican los homenajes en las oficinas, mientras se intensifican los mensajes de amor a la mamá en las redes sociales.

Hoy tendremos emociones encontradas, tanto quienes tienen a sus madres a su lado como quienes las perdieron. Se trata de conmemorar a la mujer que nos dio la vida, la que nos alimentó y cuidó durante los primeros años. Ella, la inolvidable. A esa mujer dirigimos hoy nuestro amor y gratitud. Por la dedicación, el esfuerzo y el sacrificio que parecen implícitos por su condición de madre, y que sin embargo no constituyen una obligación como muchas veces se tiende a considerar.

La maternidad no representa un destino obligado para las mujeres. Hoy más que nunca hay que dejar de lado los estereotipos y los roles tradicionales al momento de valorar la condición de madres de algunas mujeres. Porque elegir el camino es también un derecho que se debe ejercer sin presiones.

Mujeres madres enfrentan retos diarios. Ser incluidas en el mundo laboral, no ser discriminadas debido a los compromisos y tareas hogareñas, tener ingresos suficientes para proveer y aportar a la unidad familiar. Y que las tareas domésticas no se constituyan en una carga exclusivamente centradas en ella.

Actualmente, con la agudización de la pobreza, corresponde a las mujeres enfrentar el mercado laboral en busca de mejores ingresos familiares. 

En la última investigación efectuada por el INEI, se ha podido ver más claramente que el rostro de la pobreza es el de las mujeres. Los hogares pobres son liderados en su mayoría por ellas, lo que constituye un singular reto: lograr que se deseche la discriminación secular contra las mujeres y, en especial, madres; que puedan insertarse en la economía en mejores condiciones y que se cuantifique su labor de cuidados, que siendo necesarios no pueden ser responsabilidad de las mujeres, sino de los integrantes de la familia.

Con todas estas consideraciones, y pese a las dificultades que deben encarar, ¡feliz día, mamás!

La República

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