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Opinión

China-Rusia, ¿Cuánto se quieren?, por Mirko Lauer

"Lo que se escucha hoy son mensajes sobre intereses comunes, pero no sobre fraternidad a largo plazo".

larepublica.pe
MIRKO

Algunos gestos recientes de China y Rusia frente a los EEUU y el resto del mundo occidental han despertado ideas de una amistad intensa y eterna entre las dos potencias. Pero hay analistas que cuestionan el surgimiento de más patería que la que estamos viendo. Ni Beijing ni Moscú están excluidos de las pugnas por la hegemonía mundial.

Es una vieja historia de rivalidad. Quizás las relaciones de los dos países asiáticos con EEUU y occidente han sido en la historia mejores que las mantenidas entre ellos. La mala sangre entre el stalinismo y el maoísmo cubrió más de un tercio del siglo XX, a pesar del alto grado de coincidencia ideológica que aparentemente existía.

Rasgos rusos como el anti-occidentalismo, el deseo de recuperar la URSS con una expansión de fronteras, el manejo trucho de una falsa democracia electoral, o la entronización de un zar moderno le complican las cosas a Beijing en el mundo. China necesita un clima de calma comercial interna y externa, no versiones de la primera guerra mundial.

Lo que se escucha hoy son mensajes sobre intereses comunes, pero no sobre fraternidad a largo plazo. En lenguaje chino coloquial a grandes rasgos Rusia se entiende como “la tierra del hambre”, mientras que América (EEUU) es el bello país. Nunca hubo amor perdido entre los dos enormes países del Asia, con una frontera complicada.

Alguna vez Mao Tse Tung tuvo debilidad por los EEUU. En un momento dijo, más o menos, que si el pueblo chino fuera tan libre como el estadounidense, llegarían al comunismo en un par de generaciones. La fantasía se volvió más bien un sueño de conquista capitalista del mundo. En la cual Rusia siempre ha sido un socio menor y complicado.

Hay, pues, una cuestión China-Rusia, cuyo largo plazo no se va a resolver en estos tiempos. Son imperios paralelos, que hasta donde entendemos nunca han tenido un proyecto conjunto, ni siquiera cuando compartían un entusiasmo por la utopía comunista. ¿Significa todo esto que no se pueden juntar? En realidad sí se pueden juntar. ¿Pero por cuánto tiempo?

¿Cuán europeos son los rusos? ¿Cuán asiáticos? El sátrapa Vladimir Putin no tiene vecinos ni amigos, solo rivales, presas, socios comerciales. Los chinos lo saben.