Yo quiero una doña Peta que me diga si está bien escribir esta columna. Quiero una doña Peta que me proteja de la gente mala de este mundo. Quiero una doña Peta que celebre mis goles y mis autogoles. Quiero una doña Peta que hable con mis jefes para que me traten bien. Quiero a una doña Peta que me diga que todo está bien, que soy el mejor, que lo merezco todo. Quiero a una doña Peta que apruebe a mi novia, que le dé el visto bueno, que se lleve bien con ella y me acompañe al altar y que me asegure que es la indicada. Quiero una doña Peta que me haga mi comidita, que me cuide, que me tienda la cama. Quiero a una doña Peta que siempre saque la cara por mí, que me defienda como una leona y cuadre a los que me critiquen. Quiero a una doña Peta que me ayude a negociar mis contratos y que me siga queriendo mucho si es que nos los cumplo. Quiero a una doña Peta que atienda a los medios histéricos, que los calme cuando yo no estoy de humor para dar declaraciones o no tengo tiempo. Quiero una doña Peta que me haga cariñito en la cabecita cuando las cosas salgan mal, que me abrace. Quiero a una doña Peta que se pelee con los que me quieren hacer daño. Quiero una doña Peta que viaje conmigo.
Ya, hablando en serio, doña Peta se llama Petronila Gonzales Ganosa y el próximo 29 de mayo va a cumplir 74 años. Se casó y fue madre a los 16 años. En 1967 tuvo a Julio, el ‘Coyote’ Rivera, su primer hijo futbolista, que hizo lo suyo en Sporting Cristal. Luego llegaron Óscar, que dentro de poco va a cumplir 54 años, y Pablo, que en junio tendrá 52. Durante su segundo compromiso, con el papá de Paolo, Peta se convirtió en una mujer independiente. Trabajó 20 años como digitadora en el INEI y Paolo nació en 1984. El resto es historia conocida y, en estos tiempos, doña Peta por aquí, doña Peta por allá, es verdad.
¿Los medios hemos convertido, somos responsables de convertir a doña Peta en una celebridad? Porque es muy curioso cómo la madre de una superestrella del fútbol, la madre de un ‘héroe’ nacional, puede resultar siendo tanto o más famosa en nuestro país que su propio hijo. Los medios la buscamos con desenfreno y casi no hay noticia sobre el Depredador en donde no esté presente su madre.
“Doña Peta estuvo en las negociaciones con los Acuña, doña Peta recibió las amenazas que casi frustran la llegada del menor de sus hijos a Trujillo. Nos encontramos en la casa de doña Peta, en donde Paolo Guerrero habría pasado la noche, aquí seguiremos haciendo guardia en casa de doña Peta. Según ha trascendido doña Peta viajará con él y acompañará su hijo hasta Trujillo…”. Y así. Tomando en cuenta que Paolo Guerrero casi siempre ha jugado afuera, cierto es que ha sido su madre, doña Peta, la que daba declaraciones, y hasta explicaciones, a los medios locales cuando su hijo ni siquiera nos contestaba el teléfono. Sí, los medios hemos hecho de doña Peta un personaje, le hemos buscado hasta la saciedad, la hemos convertido en una celebridad, a tal punto que no puede caminar sola por la calle o ir a un supermercado porque la acosan, implacablemente, pidiéndole fotos. Los medios también tenemos ‘mamitis’, no solo Paolo Guerrero, nosotros también dependemos de doña Peta. Ahora bien, ¿es doña Peta, como se dice en el psicoanálisis, una “madre castradora”, patriarcal? ¿Es una madre controladora? ¿Es doña Peta solo una madre ejemplar y abnegada? ¿Tiene Paolo Guerrero, aún hoy, a sus 40 años, complejo de Edipo? Ya, al grano, ¿es Paolo Guerrero un manganzón? Entendamos que una madre “castradora” o patriarcal es algo así como una madre que, en nombre del amor, digamos, invade la vida de sus hijos y los vuelve inseguros y dependientes de su aprobación. Por otro lado, ya que hemos mencionado el complejo de Edipo, este no es otra cosa, muy grosso modo, que un amor exagerado por la madre que, en adultos, se torna en muchísima cercanía con ella, se ven o hablan por teléfono a diario, la admiran de manera excesiva, la ponen como prioridad ante todo, incluso ante la pareja. Además de pedir frecuentemente su consejo y consentimiento para tomar decisiones.
En fin. En el 2018 cuando Perú acababa de clasificar al mundial de Rusia, la famosísima doña Peta dio varias entrevistas en las que dio algunas respuestas interesantes, así que hice un poco de arqueología y se las paso a resumir. Ante la posibilidad de que sus hijos se juergueen como otros futbolistas, aseguró que ella los controla hasta ahora, que están viejos —literal— pero controlados y que, si sus señoras les dan quejas, ya saben que ella va con todo. El periodista Mariano Olivera la Rosa le pregunta si, como madre, les da consejos. Ella responde que siempre les dice que es su amiga: “Yo sé todo de mis hijos. Todo, ah. Vienen y ‘mamá, que el esto, que el otro’. Y se les da, pues, para que aprendan. Siempre les digo: ‘Cuando les pase algo, nunca vayan donde un amigo, nooo, su mejor amiga soy yo, la única que va a solucionarles sus problemas soy yo’. Entonces ellos lo tienen consciente. A veces digo: ‘Me he clavado mi calvario, todo tengo que solucionar’” (¡bingo!). Soy mamá gallina, dice. En otro momento, Olivera le pregunta si es celosa: “Mira, no me considero celosa. Cuando tengo mis nueras, las quiero, les enseño, y mis nueras felices. Engrío a mis hijos, pero a mi manera. No me gusta que les falte algo, estoy pendiente de ellos. Sé cómo crio a mis hijos, y no me gusta que nadie los toque. Si tengo que llamarles la atención, lo hago yo. Nadie más, ni mi familia. Ya mi familia sabe cómo soy”(¡bingo II!). A continuación, el premio mayor, la clave, en esta reflexión sobre ‘mamitis’, fue cuando le preguntan si fue complicado dejar partir a Alemania al menor de sus hijos, Paolo Guerrero. La popular doña Peta responde que por supuesto que fue complicado, que cómo no va a ser complicado. “Mis otros hijos —Julio (‘Coyote’ Rivera), Óscar y Pablo, de su primer matrimonio— ya eran casados… ¡Cómo no va a ser complicado! ¡Olvídate! Mi hijito... Yo paraba con él para todos lados, vivíamos solos; Julio nos compró un departamento. Los dos solitos nos acompañábamos, y que se te vaya… ¡Imagínate! Chiquito era, yo le hacía de todo, su desayuno en la cama, ‘ya, hijito, después te vas al colegio’; le preparaba su comida…”. Yo, por último, me pregunto ¿de qué partido político sería doña Peta?, ¿en qué bancada la imaginan?