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Opinión

Efectos del megasoplo, por Mirko Lauer

"La guerra entre fiscales que estamos presenciando está amarrada con la competencia política a futuro. Eso vuelve al caso Villanueva una hoguera de quemar políticos aspirantes".

larepublica.pe
MIRKO

¿Cuánto afecta el escándalo Villanueva las opciones electorales de Keiko Fujimori y otros precandidatos? Depende de cómo se le vea. Para unos el fujimorismo ha usado sin rubor a fiscales e intermediarios que le pudieran sacar las papas del horno legal. Para otros Fujimori ha sido víctima de una conspiración de fiscales y periodistas sueltos en plaza.

Si el escándalo dura lo suficiente, para el 2026 la candidata todavía llevará a cuestas el desprestigio de una conspiradora. Puede decirse que algo parecido le va a pasar a Gustavo Gorriti, por algo así como haber llevado a extremos el celo de un periodismo investigativo, pero es muy poco probable que él sea candidato entonces.

Otro efecto de lo que estamos viendo es que en el año largo que lleva a las elecciones se van a debilitar mucho el prestigio y la capacidad investigativa de los fiscales en general. Algo que puede seguir librando a Fujimori de una condena firme, pero no de un descrédito de nuevo tipo ante el electorado.

Villanueva está manteniendo parado su quiosco de soplos, pero con gran esfuerzo. Las revelaciones están dosificadas e incursionan en una variedad de espacios, como para mantener el interés del respetable. Se concentra en informar, pero evita interpretar, algo que deja en manos del periodismo. Alguien lo ha llamado Pinchi Pinchi 2.0.

La guerra entre fiscales que estamos presenciando está amarrada con la competencia política a futuro. Eso vuelve al caso Villanueva una hoguera de quemar políticos aspirantes. No solo por lo que diga el asesor, también por lo que vayan diciendo los fiscales en el candelero. Corren apuestas sobre cuál será el primer fiscal en prisión preventiva.

Otro enigma es ¿qué va a suceder con la capacidad corrosiva de Odebrecht? Los acuerdos (algunos incluso secretos), las demoras, y la idiosincrasia de la justicia brasileña han relativizado muchas acusaciones y culpas en el tema. Eso podría intensificarse hasta arrasar con las investigaciones en curso, comenzando por las más antiguas.

Esa sería la Tinka de Fujimori y de Ollanta Humala, que aparecen ante parte del electorado como víctimas de fiscales y caviares. Pero para que eso suceda tendría que desentrañarse el nido de avispas político-judicial en que ahora nos encontramos. Eso si Villanueva lo permite.