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Opinión

Keiko Fujimori busca atarantar a la gente, por Irma del Águila

"La estrategia del fujimorismo es que miremos a otro lado mientras se intenta cooptar las instituciones del Estado peruano y obtener impunidad en el juicio que se viene contra Keiko Fujimori".

larepublica.pe
IRMA

Esta semana, Keiko Fujimori y sus auxiliares han ejecutado una basta maniobra de desinformación, inundando las redes con “información” sobre Gustavo Gorriti, mencionado en la declaración de Jaime Villanueva. Este tipo de operaciones distractoras se practican desde siempre. El propósito es simple: engañar al enemigo con movimientos espurios y derrotarlo con ayuda del elemento sorpresa.

Para maniobras distractoras las de antaño. El 10 de mayo 1940, bombarderos de la Luftwaffe vuelan sobre el cielo de los Países Bajos. Las defensas aéreas de ese país, declarado neutral, asumen que la aviación alemana va camino a Inglaterra. Craso error. Sobre el Mar del Norte, la flota de la Luftwaffe da un giro de 180 grados y retorna a los Países Bajos. Así se inicia la invasión nazi de Holanda. Los holandeses aprendieron la lección, cuando el enemigo acecha, no vale mirar a otro lado.

Volviendo a suelo peruano. La intención del psicosocial fujimorista es apartar la mirada de la opinión pública de la “pepa” del testimonio de Villanueva, una bomba que identifica a Fuerza Popular en actos no solo ilegales sino que constituirían, en su conjunto, un complot sostenido contra la institucionalidad del Estado peruano. Lo dicho por Villanueva avala la tesis fiscal en el caso Cócteles, que sostenía en 2018 la existencia de “una organización criminal en el interior de Fuerza Popular que tenía entre sus fines obtener poder político”. En cualquier país democrático, el escrito de Villanueva hubiera abierto una intensa discusión sobre esta hipótesis fiscal, ¿es Fuerza Popular una “organización criminal”?, ¿estamos ante un partido político que atenta desde hace años contra las instituciones del Estado?, y ¿qué acciones pueden tomar el Estado y la ciudadanía para defenderse y preservar nuestra (endeble) democracia?

Pero no. En lugar de mirar el peligro que se cierne sobre el Estado, los medios se detienen en la mención del periodista Gustavo Gorriti, en las páginas 2 y 3. Y se saltan el bulto, el resto de 23 páginas. Por lo pronto, ninguna mención en el testimonio arrojaría “indicios delictivos imputables al medio [IDL] ni al periodista [Gorriti]”, concluye el Instituto de Prensa y Sociedad (YPIS) en un comunicado del 10 de febrero. Que la  investigación preliminar abierta por la JNJ contra el ex fiscal de la Nación, Pablo Sánchez y los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez se haga y determine si hubo alguna falta de los funcionarios, pero nada de lo dicho en esas páginas resta una coma al testimonio de 23 páginas.

Y en esas 23 páginas de las que no se quiere hablar, se indican actos bien puntuales de miembros de Fuerza Popular que sí serían imputables legalmente: de entendimientos y tráfico de influencia con la ex fiscal de la Nación y con congresistas de la República para bajarse a la Junta Nacional de Justicia (JNJ), para la inhabilitación de la fiscal suprema Zoraida Ávalos y para tumbarse el caso Cócteles por crimen organizado y obstrucción de la justicia contra Keiko Fujimori, entre otros. En las 23 páginas de la declaración testimonial de Jaime Villanueva se perfilan serias acusaciones contra miembros de “la alta dirección de Fuerza Popular”, entre estos, la congresista Martha Moyano, que habría ingresado de forma irregular y subrepticia (“fíjate que no me registren”, Villanueva dixit) a las oficinas de la ex fiscal de la Nación, Patricia Benavides para coordinar acciones.

Keiko Fujimori quiere atarantar a la opinión pública. Revuelve los papeles y levanta frases sin ton ni son. Ahora exige que se declare la “nulidad” de su juicio, algo jurídicamente imposible. La estrategia del fujimorismo es que miremos a otro lado mientras se intenta cooptar las instituciones del Estado peruano y obtener impunidad en el juicio que se viene contra Keiko Fujimori por el caso Cócteles (programado para el 1 de julio). El psicosocial, esa torpe maniobra distractora, ha caído con la difusión del testimonio íntegro, las 23 páginas  en las redes sociales que dan cuenta de la gravedad de los hechos. Los holandeses ya lo decían, no vale mirar a otro lado.