Me dio mucho gusto ver hace poco en RPP una entrevista por los 30 años de creación de Osiptel, a su presidente, Rafael Muente, aunque la conversación se desvió hacia los asuntos cotidianos de los millones de usuarios del servicio.
Ello impidió recordar lo mucho conseguido en las tres décadas desde la instalación de Osiptel, poco antes de la privatización de Entel y la CPT, asunto que me produce añoranza pues tuve el honor de ser vicepresidente de su consejo directivo durante su primer lustro.
Hoy hay más de 41 millones de líneas, pero no era así al inicio del proceso que empezó con la creación de Osiptel, y la privatización que ganó Telefónica en 1994 en un sector donde ahora existe una alta competencia.
Hoy hay 122 líneas por cada 100 habitantes, mientras que en 1993 solo había 2.7, comprar un teléfono en la reventa equivalía al valor de un Volkswagen, y el atractivo principal de una vivienda en venta no era su ubicación o tamaño, sino tener línea telefónica, todo un lujo.
Vale la pena recordarlo para entender que, pese a todos los problemas, la privatización de servicios públicos y muchas otras actividades, junto con buena regulación, es clave para beneficio de consumidores y la ciudadanía.
Una regulación que promueva la competencia poniéndose al medio entre la importancia de promover la inversión privada y los intereses de los consumidores (para lo cual hay entidades que asumen su representación).
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Es algo que vale la pena recordar hoy porque se constata que hay sectores políticos como la izquierda que no entendió absolutamente nada, derrochando ignorancia, y que sigue defendiendo a Petroperú aunque sea un barril sin fondo, a Sedapal aunque no ofrezca cobertura total como sí ocurre en las empresas privatizadas, y que cree que Machu Picchu se privatizaría porque la venta de boletos la realiza una empresa privada como Joinnus.
Hoy que ya casi nadie se acuerda cómo eran las cosas hace tres décadas, con gran incomunicación, vale la pena recordar el proceso, así como agradecerles a quienes lo dirigieron, como Jaime Yoshiyama desde Copri —hoy Proinversión—, Javier Tovar Gil a la cabeza de la Cepri, y Jorge Kunigami como el primer presidente de Osiptel.