Cargando...
Opinión

Joaquín García: ¡presente!, por Diego García-Sayán

"Sin exageración: Joaquín García, el alma y cuerpo más tenaz en la defensa de la Amazonía peruana de las últimas décadas”. 

larepublica.pe
GARCÍA

Difícil escribir esta nota. Por lo que tiene de personal y de sentimientos privados. Pero es mucho más que eso, pues tiene que ver con algo objetivo, la extraordinaria y generosa personalidad de Joaquín García Sánchez.

No es exagerado decir que el sacerdote (agustino) Joaquín García Sánchez fue durante décadas, a no dudarlo, el defensor más firme, convocante y decidido de nuestra jaqueada región amazónica. Aún conmocionado por su reciente fallecimiento en Iquitos hace una semana, se mezclan en mí ricas memorias, en varios planos, al momento de escribir sobre una gran persona y amigo.

De España a la selva amazónica

Sin exageración: Joaquín García, el alma y cuerpo más tenaz en la defensa de la Amazonía peruana de las últimas décadas.

Nacido en León, España (1939), se trasladó, ya como sacerdote agustino y misionero, a Colombia (1965); a los dos años (1967) acogió la invitación del obispo de Iquitos de trasladarse allí, que es donde arrancó con fuerza su compromiso con la selva amazónica. Era 1967, el año de la crucial encíclica papal progresista Populorum Progressio, que convocaba a la Iglesia a estar más cerca de y con el pueblo. Y a ello se apuntó Joaquín, desde su llegada a Iquitos hasta su fallecimiento.

En las más de cinco décadas que sirvió en Iquitos, fue un componente y actor fundamental en el Perú y particularmente en nuestra Amazonía. En ese contexto, se nacionalizó peruano y creó el fundamental CETA (Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía), referente institucional clave en torno al cual Joaquín convocaba “urbi et orbi” a quienes defendían la Amazonía. 

De distintas ramas y experiencias profesionales convergíamos con entusiasmo a su convocatoria. Llegaban destacados antropólogos, analistas políticos, cientistas sociales y profesionales de varias otras ramas. Desde allí Joaquín proyectó siempre energía, capacidad de análisis riguroso y brega tenaz por la Amazonía, tan marginada e ignorada por el centralismo limeño durante siglos. 

También impulsó la fundamental Biblioteca Amazónica y muchas publicaciones cruciales sobre la Amazonía desde el CETA.

Obra fundamental de Joaquín García: la fantástica colección editorial Monumenta Amazónica, el más importante esfuerzo editorial de la historia del Perú sobre asuntos amazónicos. Se inició en 1984 como iniciativa del CETA, con un comité de coordinación ad honorem integrado por destacadísimos profesionales –especialmente del campo de la antropología o la historia– que integraron el calificado Comité Científico de Monumenta Amazónica.

Proyectos frustrados y pueblos amazónicos

Documentos Referentes a Loreto (18 tomos). Es monumental y fundamental: una de las magnas obras que el Comité decidió publicar. Elaborada por mi abuelo materno Carlos Larrabure y Correa, pasados cien años de su publicación, sigue siendo obra esencial. Recoge decenas de sueños y esperanzas sobre la Amazonía y proyectos, viales y de otro orden, escritos pero jamás realizados.

Colección de obras y sueños frustrados visibiliza, crudamente, cómo, al final de la historia, la Amazonía ha sido accesoria en las prioridades del Estado y la sociedad limeña. El coraje institucional de Joaquín y el CETA de reeditar esta monumental obra dice mucho de la decisión de conocer bien los planes y sueños frustrados para incentivar un futuro con decisiones viables y con los pies sobre la tierra.

Joaquín fue un incansable defensor de la Amazonía; pero no solo de una Amazonía llena de foresta, sino por lo más importante para Joaquín (y para la mayor parte de los convocados bajo su liderazgo): los derechos de los pueblos amazónicos, usualmente olvidados y marginados a lo largo de nuestra historia centralista dominante, en la que el indígena amazónico era, de hecho, un ciudadano de segunda clase.

Pero en los proyectos de Joaquín ese pueblo era el protagonista principal.

Era ese el marco conceptual y ético de ricas sesiones de discusión y valiosos seminarios de análisis sobre la problemática y retos de la Amazonía. Con un motor institucional que fue el CETA (Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía), la crucial Biblioteca Amazónica y publicaciones fundamentales del CETA, el tema amazónico tuvo un impulso sin precedentes en el Perú.

En el camino, dejó sembrados valores y estructuras de organización fundamentales que hoy son relevantes para impedir que se avance más en la criminal deforestación en marcha de la Amazonía (por tala o minería ilegal). Y, en tiempos recientes, ensangrentada por los continuos –hasta ahora impunes– ataques homicidas contra los líderes indígenas.

Carisma en el pueblo y colegas

No había quien no lo conociera. Ir con él en su moto por la ciudad era ser saludado cada diez metros. Solía prevalecer en el aprecio y memoria de la gente el carisma, la fraternidad y la convocatoria de Joaquín, sus proyectos, su extraordinaria interacción humana y sus pies siempre bien puestos sobre la tierra para tratar los problemas reales con la gente.

Durante las largas décadas en las que estuvo activo en Iquitos, destacó siempre la presencia y relevancia de Joaquín. Pasaban por la zona otros sacerdotes u obispos (algunos de estos, ignotos), pero solía prevalecer Joaquín en el aprecio y memoria de la gente.

Fui convocado al CETA e Iquitos por Joaquín, con frecuencia, desde la década del 70, para participar en actividades para fortalecer la capacidad de análisis y protección de la foresta amazónica, extraordinario “capital” del planeta. Joaquín impulsaba en esos encuentros ricas sesiones de discusión y valiosos seminarios de análisis sobre la problemática y retos de la Amazonía.

Testimonio personal

Yo me unía siempre con entusiasmo porque sabía que todo estaría bien organizado, la gente y dirigentes precisos en el encuentro y las condiciones adecuadas para una discusión sustantiva y franca, y con definición de resultados y tareas.

Varias veces fui a estos encuentros con mis hijos pequeños (entonces, entre 3-6 años), quedándonos varios días. Tuvieron así un privilegiado y temprano conocimiento de esa realidad, por lo que agradecí siempre a Joaquín. Encontraron siempre acogida entusiasta en Joaquín y su extraordinario equipo, dentro del cual no puedo dejar de mencionar a Alejandra Schindler, quien lo acompañó hasta el final.

Amigo entrañable desde hace décadas y referente cercano no solo para mí, sino para mi familia. Joaquín nos deja recuerdos personales imborrables. Él bautizó a mis hijos (Enrique, Gonzalo y Rodrigo) y estuvo generosamente presente en el responso cuando fallecieron mi madre y luego mi tía Laura, entrañable madrina, con quien había visitado la Biblioteca Amazónica en Iquitos cuando se inauguraba la sala con el nombre de mi abuelo, Carlos Larrabure.

Gran persona, gran amigo, Joaquín. Estarás siempre presente y recordado por tu compromiso y tus obras.