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Opinión

Volver al futuro (del golpe), por Augusto Álvarez Rodrich

"Autocrítica en vez de reescribir la historia llena de mentiras".

larepublica.pe
AAR

Volver al pasado para decidir distinto y quedar mejor en el presente es un deseo frecuente cuando uno está frente a la lámpara, pero, como Aladino no aparece con frecuencia, surge la tentación de reescribir la historia para acomodarla a la necesidad del momento actual.

Es, por ejemplo, lo que acaba de hacer el criminal que preside Rusia, Vladimir Putin, al enviarle ‘condolencias’ a los familiares de las diez personas que murieron el miércoles en las afueras de Moscú, incluyendo Yevgeny Prigozhin, como si no fuera evidente que él ordenó derribar el avión en venganza porque el jefe del mercenario Grupo Wagner organizó un fallido golpe de estado.

A su vez, los titiriteros de Pedro Castillo pretenden reescribir la historia de su presidencia disfrazando sus torpezas como ataques de una derecha que no lo dejó gobernar, y el fracaso de su golpe de estado porque estaba borracho o dopado.

Y sobre otro golpe, el de hace 50 años en Chile, la ministra de la secretaría general de gobierno, Camila Vallejo, denunció ayer que “tratar de reescribir la historia para justificar lo injustificable es un retroceso”.

Reescribir la historia lo ha vuelto a realizar el fujimorismo con el libro ‘Constitución política del Perú para escolares’ publicado por el Fondo Editorial del Congreso administrado por Fuerza Popular por tener la segunda VP de la mesa directiva, antes con Marta Moyano, ahora con Hernando Guerra García. Ahí se justifica el golpe de estado de Alberto Fujimori del 5 de abril de 1992 como un esfuerzo para “devolvernos la paz y la construcción de la economía del país, y retomar la tranquilidad en el territorio nacional”.

No es primera vez que el fujimorismo quiere reescribir la historia. En 2017, por ejemplo, el congresista Luis Galarreta dijo que Vladimiro Montesinos llegó a la mitad del gobierno de Fujimori, y que no tenía mayor influencia.

El ejercicio de reescribir la historia mintiendo sobre hechos irrefutables implica el reconocimiento de errores o delitos que se quieren ocultar, cuando más efectiva sería la autocrítica en vez de la mentira. Pero si el fujimorismo no puede enfrentar eso, que al menos mienta editando libros con su plata, no con la de todos los peruanos.