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Opinión

Un proceso libertario 2.0, por Pedro A. Castro

"Esa izquierda que ayer denigraba al oponente y esa derecha que ayer terruqueaba todo lo que no apoyaba su teoría fraudista, hoy se unen para tomar la Mesa Directiva del Congreso, sin mayores inconvenientes, sin arcadas y entre pactos infames debajo de la mesa". 

larepublica.pe
Castro

En su libro El diario de Heinrich Witt y la historia del Perú en el siglo XIX, el escritor alemán afincado en Perú detalla, con bastante minuciosidad, una situación que puede darnos luces de lo poco que hemos cambiado en estos siglos. “Desde la declaración de la independencia del Perú, la venalidad, la corrupción y los sobornos no habían sido algo del todo extraño en las oficinas de los ministros y sus dependientes, ni tampoco en los salones del presidente mismo, o en las viviendas de sus parientes cercanos. Se creía que bajo el Gobierno de Echenique en tiempos de la Consolidación habían alcanzado su punto más alto, pero se engañaban enormemente quienes así lo pensaron; estos delitos nunca acecharon con mayor descaro desvergonzado que en el periodo actual”. Este párrafo fue escrito el 20 de noviembre de 1871, hace más de 150 años, pero parece que se refiere al Gobierno de García o Fujimori o Castillo o Boluarte o del presidente que venga más adelante.

Es que ver a esa izquierda enajenada y obtusa exigiendo una asamblea constituyente y la liberación del golpista Castillo y su reposición como presidente, pasa de ser un tema alucinante a una grave patología. ¿Qué intereses los mueven? Porque definitivamente un afán democrático no es, tampoco un respeto hacia nuestras instituciones; tal vez añoran los puestos de trabajo en los ministerios y las empresas estatales o las oportunas recomendaciones en los procesos amañados del Estado.

Mientras que al frente tenemos a una derecha cáustica y hostil, que terruquea todo lo que escapa de su escaso entendimiento, un grupo de amigotes que, en elecciones, se juntan para repartirse el Perú entre políticos, empresarios y mercenarios, todos vanagloriados por el fanatismo religioso del caudillo, logrando una gran animadversión de la población, quienes no los ven como opción, sino como una enfermedad de un Perú que languidece. Esa izquierda que ayer denigraba al oponente y esa derecha que ayer terruqueaba todo lo que no apoyaba su teoría fraudista, hoy se unen para tomar la Mesa Directiva del Congreso, sin mayores inconvenientes, sin arcadas y entre pactos infames debajo de la mesa.

Es momento de impulsar un “Proceso Libertario 2.0”, una iniciativa que nos permita desterrar de una vez por todas a esta plaga infame que nos gobierna desde hace décadas sin que podamos curarnos de la sarna que producen al ser elegidos y mantenidos con nuestros impuestos, sin ver en ellos un mínimo de respeto por los peruanos. El momento es ahora, no podemos seguir esperando que las aguas cloacales se vuelvan potables por arte de magia.