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Opinión

Ganancias y pérdidas, por Mirko Lauer

"Si hubiera que elegir a los ganadores de la hora, esos serían los sindicalistas de la CGTP, que aparecen como moderadores de los impulsos más drásticos y principales aportantes de cuadros en las calles".

larepublica.pe
Lauer

El Gobierno ha ganado algo con la modestia de las marchas, pero ha sido muy poquito. Sobrevivir la protesta popular no es precisamente una medalla al mérito, aunque no caer en la provocación sí lo es. Esta fue la oportunidad para distanciarse de la etiqueta de régimen sanguinario que le pegó la masacre de la protesta pasada.

Las pérdidas del Gobierno tampoco han sido grandes. La mayor quizás sea que el adelanto electoral sigue siendo una plataforma programática muy vigente y de muy ancha base. Puede decirse que esa aspiración cruza casi todas las líneas ideológicas. Pero a la vez es un clamor fácil de ignorar, con ayuda de un poco de caradura clásica.

Para el radicalismo de izquierda unas fueron de cal y otras de arena. La sola existencia de las marchas da cuenta de una presencia en el espacio político. Pero el mediocre desenlace de la amenazante iniciativa muestra que el camino elegido (tratar de clonar una performance reciente) no era el adecuado, y probablemente no lo sea por un buen tiempo.

Si hubiera que elegir a los ganadores de la hora, esos serían los sindicalistas de la CGTP, que aparecen como moderadores de los impulsos más drásticos y principales aportantes de cuadros en las calles. Su base Sutep se dio el lujo de ir a las marchas y a la vez proteger el día de clases para los alumnos de las zonas de protesta.

Un éxito menor, pero éxito al fin y al cabo ha sido el de los sectores de centro político y derecha muy moderada, quienes entraron a las marchas a partir del reclamo universal y mínimo del adelanto electoral. La marcha LGBTQ+ del primer día del mes fue mucho más nutrida, pero esta del 19 aparece como mucho más política, aunque no necesariamente lo sea.

En virtud del párrafo anterior, algunos analistas están viendo esta segunda oleada de protesta (vendrán otras) como el inicio de una posible reconstitución del frente antifujimorista que Perú Libre ha hecho todo lo posible por destruir. De allí el odio de Vladimir Cerrón a los caviares, es decir a los liberales de todo tipo.

Cuando empiecen a llegar las crónicas y los análisis de diversas regiones podremos tener una imagen más clara de la jornada del miércoles pasado.