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Opinión

País movilizado

Miles de peruanos en protesta por el adelanto de las elecciones generales.

larepublica.pe
Editorial

A la 1 p.m. de ayer, la Defensoría del Pueblo había identificado 35 provincias de 20 regiones protagonizando movilizaciones. Con Tacna también sumándose a la protesta, se trataría de 21 regiones que han logrado superar todo tipo de controles y dificultades para expresar su protesta y su exigencia central, que es la salida del Gobierno de Dina Boluarte y del Congreso de la República.

Se conocía a esa hora de algunos bloqueos en las pistas y el uso de bombas lacrimógenas en Huancavelica, debido a un confuso incidente en el que se mostró una puerta de la prefectura con algunas cajas ardiendo en el exterior.

Es decir que el país entero ha sido escenario de movilizaciones de diferente envergadura, pero todas con la exigencia del adelanto de elecciones y que se vayan el Congreso y el Gobierno de Dina Boluarte. La segunda lección es que, pese a la propaganda oficial que puso el acento en la realización de un paro general, cuando se habló siempre de jornada de lucha, la población ha salido a la calle a expresar su rechazo, en diferentes horarios, en casi todas las regiones.

Otra lección es que la voluntad general ha sido de paz. Salvo algunos choques en los que ha intervenido la policía, la mayoría de las movilizaciones han sido pacíficas y en ellas los pobladores tienen bien en claro que estaban ejerciendo un derecho constitucional.

Se hace evidente que hay un divorcio entre la clase política y las calles, pues los congresistas, cerrando filas en torno al Gobierno y a las medidas coercitivas para el control de la población, han llenado los segmentos de los programas de televisión. Para ellos, el pacto de no agresión con el Ejecutivo es una tregua temporal concedida a la espera de resultados económicos, que aún no llegan. Es un plazo que se vence este fin de mes, y luego se revisarán los anuncios del mensaje de 28 de julio y se adoptará una posición conjunta. Es decir, Dina Boluarte no tiene un cheque en blanco.

Después de tres meses agitados y crispados, se produjo una tensa calma que parece ahora haberse roto. Ha llegado el momento de nuevas protestas más articuladas a una agenda común, a la presencia más decidida de sindicatos y gremios y a una suma de congresistas y políticos que brillaron por su ausencia en la primera época, pero que ahora entienden que pueden obtener réditos políticos de su distanciamiento con el Gobierno de Dina Boluarte. Es una nueva etapa en el calendario de las luchas populares.