Si los periodistas pasamos por agua tibia las noticias sobre el asesinato de miembros del gremio a mano de agentes del Gobierno de turno, lo más seguro es que se repetirán este tipo de crímenes, cuyo único propósito es silenciar a la prensa.
Muy pocos han reparado en la sentencia condenatoria por el espantoso homicidio de Mariella Barreto Riofano, cuyo cuerpo mutilado fue encontrado el 23 de marzo de 1997. El capitán EP (r) Vladimiro Montesinos Torres, el mayor EP (r) Santiago Martin Rivas, el coronel EP (r) Carlos Sánchez Noriega y el comandante José Salinas Zuzunaga, fueron encontrados culpables de haber organizado y ejecutado la muerte de Mariella Barreto. Exagente del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), a Barreto su expareja Santiago Martin y sus cómplices le atribuían haber filtrado a periodistas información sobre las atrocidades del Destacamento Colina, así como planes del SIE para silenciar a directores y reporteros de medios de comunicación que publicaban investigaciones sobre las actividades de la organización criminal compuesta por militares del Ejército, que actuaba con la autorización de Alberto Fujimori, como está comprobado judicialmente.
Si los periodistas no le damos importancia a las noticias sobre los que quieren eliminarnos, nadie lo hará por nosotros y nos seguirán matando, desde la derecha o la izquierda.
El 13 de julio de 1991, el corresponsal ayacuchano Luis Morales Ortega fue ejecutado por agentes del SIE. El 10 de octubre del mismo año, estos también mataron con un sobre-bomba a la periodista Melissa Alfaro Méndez. Y el 25 de mayo de 1992, el reportero Pedro Yauri Bustamante fue plagiado y desaparecido por agentes del SIE que eran parte de la organización terrorista Destacamento Colina.
Gracias a la extraordinaria investigación de los reporteros de la revista “Sí”, en 1993 quedó en evidencia la relación del régimen con las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Sin embargo, bajo la protección del fujimorismo, los criminales del SIE continuaron actuando. Las exagentes del SIE Leonor La Rosa Bustamante, Luisa Zanatta Muedas y Mariela Barreto Riofano, fueron acusadas por sus superiores de pasar información “clasificada” sobre sus acciones a periodistas de la revista “Sí” y La República, entre otros. La Rosa fue torturada y Zanatta logró abandonar el país, pero Barreto fue secuestrada, asesinada y desmembrada, al estilo de la mafia cuando quiere darle un mensaje intimidatorio a los suyos: la omertà (ley del silencio) se respeta.
De la sentencia a los criminales del SIE que actuaron a órdenes del régimen fujimorista, se desprende que tenían planeado asesinar a los periodistas que el fujimorismo no podía sobornar ni chantajear. A cada uno de sus objetivos los identificaba con un sobrenombre. A mí me asignaron “Caballero”.