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Opinión

La Institucionalidad y el MEF

“La solidez institucional del MEF no se ha visto mellada ni durante el mal gobierno de Castillo. Esto contrasta con el saqueo del que fueron víctimas otras instituciones públicas”.

larepublica.pe
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Una cosa que he mencionado en columnas pasadas, y sobre lo cual muchos lectores habrán escuchado hablar, es lo importante que es para el país que existan instituciones competentes y fuertes. Eso da estabilidad o predictibilidad a las políticas públicas y cobra especial importancia cuando se dan intentos de patear el tablero. Solo el accionar conjunto de distintas instituciones evita que se rompan las reglas de juego y se dé un salto al vacío.

Cuando se habla de instituciones en el Perú, en el campo económico por lo menos, se destaca con justicia la labor del Banco Central de Reserva y de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP. Pero hoy hablaremos de otra institución que generalmente no es muy reconocida como tal: el Ministerio de Economía y Finanzas. Al Perú se le reconocen fortalezas tanto en el campo fiscal como monetario. Ambas fueron ganadas con mucho esfuerzo y con notable éxito comparado con el resto del mundo, cosa que no sería posible de haber logrado sin la activa participación del MEF. Así, es claro que, mal que bien, el MEF ha cumplido con lo esencial de su misión y que los peruanos tenemos de qué estar agradecidos.

¿Cómo se ha dado esta, digamos, continuidad de política, entre gobiernos tan cambiantes? Quizás parte de la explicación venga del dicho que “nada tiene tanto éxito como el éxito mismo”. El éxito es en este caso justamente el reconocimiento internacional de la fortaleza fiscal y monetaria del Perú. Esto hace mucho más fácil la labor de cualquier gobierno, sea quien sea. Nadie quiere perder ese valioso activo, ni ser acusado de ponerlo en riesgo. Así, independientemente de quien fuese presidente, generalmente se ha escogido a personas competentes para liderar el MEF. (Castillo es la excepción).

Sin embargo, más importante que quién lidera una institución es de quiénes está compuesto dicha institución. Si miramos dentro del motor para entender cómo funciona el MEF, nos impresiona la calidad técnica de sus funcionarios, especialmente si hacemos la comparación con el de la institución pública promedio. Es notable, relativamente hablando, ver la continuidad del personal, su experiencia y educación.

Los puestos importantes en el MEF no cambian mucho (relativamente), lo que es muy bueno. En general, cuando hay un cargo de alta dirección disponible, este es ocupado por personal de carrera, no advenedizos. Hasta los ministros han venido muchas veces de adentro del MEF: María Antonieta Alva, Oscar Graham y Alex Contreras, últimamente. El MEF es el segundo ministerio que menos cambios tuvo a nivel de directores generales en el periodo del 2016 al 2020 (solo el MIDIS tuvo menor rotación). Dada la rotación presidencial, durante el ejercicio de su cargo, cada director general del MEF conoció en promedio a dos presidentes.

La solidez institucional del MEF no se ha visto mellada ni durante el mal gobierno de Castillo. Esto contrasta con el saqueo del que fueron víctimas otras instituciones públicas. Esta relativa solidez institucional es la que hace tiempo ya da la apariencia, para algunos, de que la política y la economía van por cuerdas separadas. Nada podría ser menos cierto. Lo que sucede es que, contra viento y marea y con distintos grados de éxito, el MEF ha logrado mal que bien mantener el rumbo.

Alex Contreras y el equipo del MEF tienen dos duros retos por delante (junto con el BCR y la SBS, claro). Primero, asegurar que la disciplina fiscal se mantenga en un contexto de ingresos fiscales inciertos (con riesgo de caer) y de presiones incesantes por mayor gasto en un contexto de debilidad política. Segundo, actuar como freno a las políticas antinversión más descabelladas que han mellado la confianza desde inicios del año pasado (que esperemos sean menos ahora).

Esperemos que lo sigan haciendo, por el bien de todos.

MEF