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Opinión

No todo es lo que parece

“Puede que Castillo, inspirado en Antauro, busque subrayar no solo la victimización sino el ataque a todos los enemigos que asume tiene al frente”.

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“Puede que Castillo, inspirado en Antauro, busque subrayar no solo la victimización sino el ataque a todos los enemigos que asume tiene al frente”.

Psicólogo social, Facultad de Comunicación, Universidad de Lima

Entre los temas de debate de estos días hay dos que tienen en común el temor o la preocupación a un posible fortalecimiento de las posiciones que se dibujan hoy en el discurso del presidente. Uno es sobre el incremento en su nivel de aprobación, y el otro es la liberación de Antauro Humala y sus consecuencias.

Con relación a las encuestas de aprobación de la gestión presidencial, lo que hay en el sondeo de Ipsos es una diferencia con relación al mes de julio, pero que lo pone en un nivel de aprobación semejante al que tenía en meses anteriores. En el caso del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), no se hizo encuesta en julio y la comparación del informe es entre junio y agosto, donde se observa que el nivel de aprobación presidencial es semejante. En el trabajo que muestran ambas instituciones, la gestión de Castillo tuvo una importante disminución entre fines del año pasado e inicios del presente. Luego, desde marzo, ha venido planeando entre cifras semejantes a las que hoy se muestran. Dicho de otro modo, un primer análisis es que en julio tuvo un particular descenso y ahora ha vuelto donde estaba.

¿Qué pasó en julio? Que en ese mes se destaparon las denuncias sobre la intervención de su hija Yenifer Paredes en actos de corrupción. Ahora son miembros de su familia los investigados. Sin embargo, las encuestas siempre están tomando muestras de una realidad en constante movimiento. Las de agosto fueron antes o durante la reacción de Castillo. ¿Puede haber en setiembre un incremento en su nivel de aprobación? Puede ser por la recurrencia a la victimización ya señalada por diversos analistas y porque puede que la refuerce con mayor confrontación verbal. Está claro que las dificultades para expresarse como mandatario no las tiene cuando habla como si estuviese en campaña, en lo segundo se siente más cómodo y está mejor entrenado. Sin embargo, lo que no sabemos es cuál será el avance de la investigación de la fiscalía, donde se incluiría a Lilia Paredes, esposa del presidente, y el balance final que diferentes sectores hagan entre la identificación con alguien venido del pueblo, la recurrencia a un discurso que lo subraya y el sinnúmero de errores de gestión, cuoteo y denuncias de vinculación a la corrupción que se vayan mostrando sobre sus más cercanos familiares.

Respecto a Antauro Humala, su discurso populista y nacionalista dialoga con el esbozado por Castillo en estos días. Ambos piden una constituyente. Sin embargo, hay que recordar que el recién liberado es muy violento e idiosincrático. Uno se pregunta si en una alianza de circunstancia entre Castillo, Cerrón y Humala, este último no terminaría tildando de caviar a Cerrón…o a ambos. ¿Humala se aliaría con un presidente que viene siendo investigado por corrupción? ¿El que se levantó contra el “corrupto” Toledo, como acaba de mencionar? No queda claro si en su afirmación de que la derecha y la izquierda han fracasado incluía a Castillo. En todo caso, activo estará. Vale la pena recordar que, en las elecciones para el Congreso de transición del 2020, su agrupación del momento (Unión por el Perú, UPP) obtuvo un 6.8% de votos válidos. No es muy alto, pero fue el grupo de izquierda más votado y logró lo que en ese momento no pudieron hacer ni Juntos por el Perú (4.8% de votos válidos) ni Perú Libre (3.4% de votos válidos), incluir congresistas. En todo caso podría captar y radicalizar a un sector de una izquierda ya fragmentada.

Puede que Castillo, inspirado en Antauro, busque subrayar no solo la victimización sino el ataque a todos los enemigos que asume tiene al frente. Otra posibilidad es que la presencia de Humala haga ver a Castillo, en algunos sectores, como una alternativa débil que ya no debe continuar. En el lado opuesto, gente que migró de Keiko Fujimori a López Aliaga pasó por un proceso semejante.

Hernán Chaparro