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Opinión

El siglo de Trilce, por Mirko Lauer

“Privilegiar el siglo de Trilce, a diferencia de otros poemarios y fechas redondas, coloca a su autor en el centro de los esfuerzos peruanos por construir una modernidad espiritual propia, algo que trasciende largamente la guerra civil de España”.

larepublica.pe
“Privilegiar el siglo de Trilce, a diferencia de otros poemarios y fechas redondas, coloca a su autor en el centro de los esfuerzos peruanos por construir una modernidad espiritual propia, algo que trasciende largamente la guerra civil de España”.

Los 130 años de su nacimiento bastarían para hacer de este un año de César Vallejo en la cultura. Sin embargo también, o sobre todo, está el siglo redondo de Trilce, su libro más radical. Sin embargo, conmemorar en torno al libro de 1922 significa compartir un punto de vista consensual sobre él. Lo cual ha sido un problema desde su aparición.

¿Es Trilce el poemario vanguardista que coloca a su autor en la cresta de la ola poética latinoamericana, o incluso del castellano? ¿O es la excepción en una obra que no necesita de lo experimental? En todo caso no es el duradero manifiesto político de España, aparta de mí este cáliz. ¿Dónde ubicar a Trilce, y con él, a Vallejo? ¿Con qué aniversario quedarnos?

A pesar de ser el libro de su temprana experiencia carcelaria, Trilce no pertenece de manera directa a la política. Ni siquiera, acaso, al lenguaje como comunicación. En él, más bien, como nos dice Julio Ortega, “Vallejo se propone escribir desde la tachadura y lo residual, en el ardimiento de un lenguaje por hacerse”.

Para los más entusiastas el año de Vallejo, o más bien otro año conmemorativo del poeta, ya estaba instalado entre nosotros. Trafalgar Square, Londres (Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi), reeditó a fines del año pasado El tungsteno, la novela minera de 1931, y añadió en tomo aparte 160 páginas de textos publicados sobre la obra, sobre todo cuando esta apareció.

Privilegiar el siglo de Trilce, a diferencia de otros poemarios y fechas redondas, coloca a su autor en el centro de los esfuerzos peruanos por construir una modernidad espiritual propia, algo que trasciende largamente la guerra civil de España. O para el caso, la de Rusia. Inevitable, entonces, que aparezca la palabra vanguardismo.

Debemos imaginar que ya hay en alguna parte anuncios sobre actividades, sobre todo cenaculares, en torno al centenario del libro. Más difícil es que aparezca una buena obra de crítica sobre el mismo tema, que según algunos simplemente no existe. El segundo poemario siempre ha sido el más difícil de leer, y no es que haya desarrollado un público propio. El siglo de España (2037) se anuncia mucho más fácil.