Los inversionistas extranjeros de alto riesgo (venture capitalists) no quieren invertir en compañías peruanas. Cuando una startup (compañía de tecnología) está lista para recibir una inversión considerable para crecer, la normativa tributaria actual prácticamente obliga a las startups a crear empresas offshore para poder operar, sino la otra opción es morir.
Google, Facebook y Netflix empezaron como startups. La gran diferencia entre estas compañías y una tradicional es que cuando se fundaron todavía no tenían un modelo de negocio validado; estaban intentando algo nuevo y no sabían si sobrevivirían. Este tipo de compañías no-tradicionales de alto riesgo requiere también de un tipo de inversionista distinto. Inversiones de alto riesgo son pérdidas en la mayoría de los casos, pero cuando funcionan (e.g. Rappi en LATAM) la ganancia tiene que ser inmensa para justificarlo.
Si hablamos de todo LATAM, se puede contar con dos manos todos los venture capital (VC) con fondos de inversión significativos, a diferencia de un viaje a Silicon Valley, donde un área geográfica menor a San Juan de Lurigancho en Lima concentra literalmente miles de fondos. Estos VC que no están domiciliados en el Perú, y nunca lo estarán, invierten en varias compañías de LATAM. Cuando un emprendedor de startupsperuano consigue que uno de estos fondos quiera invertir en su idea, sin duda va a escuchar una versión de:
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“Es probable que tu startup no funcione, pero si lo hace, tenemos que tener una estructura legal amigable. A diferencia de otros países, en LATAM con leyes específicas para startups, si estás formalizado en Perú, pagas más impuestos en todo. Desde los más esencial como servicios no-domiciliados de gastos de nube, propagandas en FB, etc., hasta lo más importante: cómo vender tu startup donde nos penalizan extra a nosotros por no estar en Perú. Si quieres que invirtamos, elige establecerte en cualquier país que tenga leyes para capital de alto riesgo. Perú no es uno de ellos”.