Lo abyecto en política

La campaña electoral por el voto del 11 de abril está cobrando, en plena pandemia, más intensidad. No es casualidad que empiecen a abundar, gracias a la baja calidad de la oferta, discursos entre disparatados y abyectos. Forsyth en una entrevista con Jaime Chincha –cuyas expresiones faciales son un comentario paraverbal que la audiencia disfruta– afirma ser provida y acto seguido responde que no es conservador sino liberal. César Acuña hace unas operaciones matemáticas sorprendentes con Marisol García. Merino de Lama afirma en Tumbes que Vizcarra le dejó en palacio un gallinazo herido para embrujarlo. Hasta aquí lo risible.

La palma de lo abyecto se la lleva Rafael López Aliaga, quien critica el fallo a favor de la eutanasia en el caso de Ana Estrada. El candidato de Renovación Popular le sugirió diferentes maneras de suicidarse, logrando el repudio de un sector considerable de la opinión pública. La Asociación Psiquiátrica Peruana emitió un oportuno y contundente comunicado contra esta frase, en la que no solo se mancilla la lucha heroica de Ana por el derecho a una muerte digna, sino también a las personas con tendencias suicidas o que se han suicidado. RLA confunde situaciones dispares intencionalmente.

Porque este acto de inhumanidad es calculado. Siguiendo la estela de Trump, Bolsonaro o cualquier político de extrema derecha en el mundo, lo que RLA intenta es ser tendencia (la encuesta del IEP muestra que lo está logrando). El cálculo consiste en que bajo el repudio de muchos, su ataque a los derechos humanos obtiene la adhesión de los sectores más conservadores. Los cuales no se encuentran tan solo en el A.

El conservadurismo atraviesa como una infección de violencia, miedo y autoritarismo a electores de todos los sectores, en particular aquellos imbuidos de creencias religiosas dogmáticas. Al atacar la eutanasia, RLA está cuestionando otros derechos fundamentales: el matrimonio igualitario, los grupos LGTBIQ+, el aborto legal, etcétera. Él sabe que mucha gente tiene miedo a estos cambios indispensables.

No es fácil encontrar una estrategia adecuada para frenar estos actos de envilecimiento público. Si los ignoras, tu silencio otorga espacio político. Si los condenas, logra su objetivo publicitario. Acaso la clave del acertijo esté en desmontar el mecanismo para envenenar el pozo y exhibirlo en toda su vileza.