Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia...

Del terruqueo al mariconeo, por Rosa María Palacios

Esto, por supuesto, no ha sido aún bien comprendido por los electores. Pero lo será, esperemos que antes de votar y no en los cinco años siguientes, cuando nada se pueda hacer.

Estamos a cuatro meses de ir a votar. El domingo 12 de abril elegiremos un Congreso con el Senado más poderoso de la historia republicana. Este Congreso ha destruido finalmente el equilibrio de poderes y el resultado, en segunda vuelta presidencial, se torna menos relevante. La figura presidencial siempre ha sido fuerte en el Perú, pero hoy no lo es. Con 4 presidentes en el quinquenio 2016–2021 y con tres (hasta ahora) en este quinquenio, la perdedora de la segunda vuelta siempre se ha dado maña para gobernar desde las sombras del parlamento. Nada parece haber cambiado, al menos legislativamente, para evitarlo. Al contrario, la creación del Senado anticipa la concentración del poder en una cámara de tan solo 60 miembros. Quien controle la mitad o dos tercios de ella, gobierna el Perú. Esto, por supuesto, no ha sido aún bien comprendido por los electores. Pero lo será, esperemos que antes de votar y no en los cinco años siguientes, cuando nada se pueda hacer.

Con 39 partidos peleando curules parlamentarias, algunas campañas deberían desplegar ya sus propuestas. El 23 de diciembre se cierran todas las listas, pero ya hay un cuerpo de candidatos presidenciales y parlamentarios firmes. Las únicas sorpresas están en los directamente designados (los “invitados”). Sin embargo, la campaña arranca, como suele suceder con la vieja confiable: campañas de desprestigio, que, siendo obvias, vuelven, como llega, todos los años, el verano.

El terruqueo es ya un compañero de viaje de la política peruana desde el 2016. Gran responsabilidad de esta técnica es del fujimorismo. Con el ánimo de validar las atrocidades históricas de Alberto Fujimori era necesario contar el cuento de un terrorismo actual. Tremendo contrasentido, porque la propaganda oficial en tiempos del padre fue la de “vencedor” del terrorismo. Entonces, ¿si se venció, cómo es que está vigente? Pero el terruqueo de Fuerza Popular no ha sido excluyente. Todos los partidos del pacto lo han usado.

Terruco es cualquiera que se oponga a la muerte o la violación de derechos fundamentales o a la destrucción del Estado de derecho. Terruco, cualquiera que proteste. El delito de toma de vías o de daños es terrorismo. “Terrorista, comunista, chancha de mierda” es el grito utilizado por las hordas de La Pestilencia en la puerta de mi casa desde el verano de 2023, hasta hace poco, en ocho oportunidades. Nadie que me conoce podría calificarme como una persona ni siquiera de izquierdas, desde donde me han llovido siempre los agravios por “neoliberal”. Pero esa es la consigna. No es un secreto que estos minipiquetes son alquilados y promovidos por Fuerza Popular y Renovación Popular, así como, últimamente, por el APRA.

El terruqueo ha tenido éxito. Las fuerzas políticas, abiertamente de izquierda socialista, se reducen a 3 de 39. No creo que sea por la “unidad” que han logrado, como ellos alegan. Perú Libre es un caso sugerente. Calificados de terrucos mientras Castillo estuvo en campaña y luego en la presidencia, son aliados incondicionales en la conducción del Congreso con Fuerza Popular y APP. Como se puede ver, “ser terruco es algo relativo”. Más aún si el líder está prófugo y nadie lo busca.

Otros partidos que se reclaman de centroizquierda han comenzado a sufrir los ataques del terruqueo. Pronto los sufrirán la gran mayoría. Es inevitable porque ya se usó, con éxito, como estrategia. Esta semana fue el turno de López Chau. Le sacaron unas declaraciones de hace 37 años, en un contexto totalmente distinto, y las hicieron pasar como actuales. Y listo. Ya eres terrorista.

Pero es el aporte a la guerra sucia que ha hecho José Luna, de Podemos, el que resalta, por innovador, en las noticias de esta semana. Es evidente que hay un electorado mayoritariamente conservador en el Perú, o al menos eso se cree en las fuerzas que hoy ocupan el Congreso, tanto a la izquierda como a la derecha. El Perú es uno de los pocos países de América que no reconoce ni siquiera la unión de hecho de personas del mismo sexo y que exhibe como gran logro “provida” la eliminación de la palabra género. La agenda de derechos sociales está tomada por pastores evangélicos radicales en el Congreso.

Hay ahí un bolsón de votos y Luna ha visto su oportunidad. Es verdad que la sinceridad no es una virtud de Rafael López Aliaga (me constan personalmente sus mentiras), pero nadie tiene derecho a exponer la intimidad personal que un político no quiere compartir. Ese es un derecho constitucional y la pérdida de esa intimidad solo puede ponderarse si está de por medio otro derecho, como, por ejemplo, que ese político esté siendo chantajeado con, justamente, la revelación pública de su identidad sexual. Si por ello se le está conminando a actuar contra el interés público, se puede debatir si se puede levantar el secreto de la intimidad personal y familiar, porque el bien común debe primar, pero aun así debe darse una ponderación de derechos muy delicada.

Pero no hay tal amenaza. Sin más, Luna ha dejado en claro que Renovación Popular atrae candidatos homosexuales mientras se da golpes de pecho. No ha señalado a todos los miembros en esta situación, pero ha dejado en claro que son varios y ya arrancó con una, de nuevo utilizando unas declaraciones sacadas fuera del contexto. El ataque incluye una confusa foto de Luna delante de la discoteca “Vale Todo” con una bandera de arco iris y el logo de Renovación Popular. Luego propaló un video más explícito y grotesco, por decir lo menos.

Para nadie es un secreto que hay y habrá candidatos abiertamente homosexuales, algunos de los cuales han obtenido y obtendrán curules por sus propios méritos. Como tampoco es un secreto que hay y habrá candidatos homosexuales que no desean compartir esa información. ¿Es relevante? Depende del elector. Para algunos será, por sus propios sesgos y prejuicios, un estigma. Supongo que a ellos apela Luna. Para otros, un dato irrelevante porque valoran otros atributos en esa persona. Y, finalmente, para miembros de esa comunidad, un dato importante para visibilizar causas comunes.

La recomendación a todos los políticos, es decir, la verdad abiertamente, justamente para no dejar espacio a campañas sucias. Alan García dijo alguna vez que un presidente no tiene vida privada, y es cierto que es el ciudadano sobre el que va a pesar el máximo nivel de escrutinio público. Pero si esa no es la decisión personal, hay que recordar también que nadie tiene derecho a meterse al clóset, a sacar a golpes a quien quiera estar ahí. Ni siquiera alegando una verdadera y real hipocresía como la de López Aliaga. No hay excusa para hacer de esta campaña un asco.

Rosa María Palacios

Contracandela

Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.